DESDE LA RIBERA

Luis Pérez-Bustamante / Lperez@eldiadecordoba.com

Y que cumpla muchos más

EL día en el que murió Franco yo tenía seis meses y medio y mis principales preocupaciones en esos momentos eran tener a tiempo el biberón y lograr que mi madre me cambiara de pañales antes de que el escozor se hiciera dueño de mi trasero. No sabía nada de ese señor bajito que durante 40 años había dirigido este país como caudillo por la gracia de Dios, y vaya gracia por cierto. Nunca sufrí su falta de libertades, ni supe de la persecución ideológica que promovió ni hubo en mi familia represaliados políticos que construyeran el Valle de los Caídos ni el canal del Guadalquivir. Nada de eso conocí. Yo me crié en otra época, en una generación con la que llegó la democracia a España, se abrieron las puertas y entró el aire fresco en los periódicos, en el debate parlamentario, en las asambleas en las facultades y en la fiesta que siempre han sido las elecciones. Con mi generación llegó la tele en color, los coches extranjeros, el Mundial de fútbol y otras tantas cosas.

Y es que yo me he criado bajo el reinado de Juan Carlos I, el último Borbón en el trono. El hombre que hizo de su designación por Franco como heredero el camino hacia la libertad y la democracia. Aquel que cuando unos cuantos militares golpistas llenaron el país de miedo y carros de combate se puso ante las cámaras para reclamar paz y orden a sus soldados. Ése que logró situar a España en el mapa del mundo y dentro de Europa con una diplomacia de sonrisas y cercanía. El mismo que lloraba desconsolado la pérdida de sus padres con las mismas lágrimas con las que ha despedido a las víctimas de las bombas islamistas o las balas de ETA. El mismo que ha sabido mantener unido a este país, o lo que sea, a pesar de los empeños de una clase política cada vez más mediocre por desmembrarlo. Ése que cuando visita cualquier ciudad o pueblo de la piel de toro se salta el protocolo para hacer del apretón de manos y el beso en la frente la mejor de las formas de gobierno.

Ahora el Rey cumple 70 años, 32 en el trono. Algunos aprovechan el momento para promover una república, respetable y legal como cualquier otro régimen. Pero la proponen desde el olvido a todo cuanto el Rey ha hecho por este país en las últimas tres décadas. Lo hacen atacando su figura más que defendiendo sus propios postulados, como el que no tiene otro argumento para defender lo suyo que hacer de menos lo ajeno. Con la afirmación de que la república es buena no por sus valores intrínsecos sino por los agujeros que ofrece la monarquía parlamentaria. Estos que proponen el cambio de régimen son los que han hecho de nuestra democracia un cutrerío para inútiles -aunque no todos- que se aferran al sillón con tal de no tener que romperse el precinto de las cervicales. Vistas así las cosas, yo espero que Juan Carlos cumpla muchos más.

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