Yo sí te creo

No voto a Rivera pero le doy un voto de confianza: soy uno de los cuatro o cinco que creen que dice la verdad

Al pobre Albert Rivera nadie lo está tomando en serio. ¿Quién cree en sus promesas reiteradas y redobladas de que nunca pactará con Pedro Sánchez, eh? El discurso de Vox, a lo tonto, ha calado: lo de la "veleta naranja" se ha impuesto, si no en la expresión, sí en el análisis de la opinión pública y la publicada.

No le voto, pero le doy mi voto de confianza. Yo sí le creo que no va a pactar con Sánchez. Por un abanico de razones, aunque acepto que la primera de todas sea mi genética ingenuidad (de maravillosa y consoladora etimología) y mi deseo de creer por principio en la palabra de todos.

Pero, además, está la estrategia. Cs quiere ocupar el espacio del PSOE en el centroizquierda y, para eso, no puede apuntalar a quien lo ocupa (¿okupa?). Cerrándose en banda a Sánchez, Rivera quiere recoger el voto de centroderecha (al que espanta Sánchez) a la vez que el de centro-izquierda (espantado por los socios de Sánchez y sus incesantes cesiones). No sé si a Rivera le está cuajando la estrategia, pero es la que tiene.

Su razón más razonable es la irracionalidad sanchesca. Sus mentados socios y cesiones, sus mentiras doctorales, sus decretos y su desnuda y palpable ambición de poder a cualquier precio. Si en vez de reírse tanto de las promesas de Rivera, mirasen lo que hace Sánchez y cómo lo hace se entendería que no es una promesa a humo de pajas. Hay una razón hasta de Estado.

Después están las elecciones municipales y europeas. Es una especie de sistema de seguridad del cumplimiento de la palabra de Cs. Porque ¿adónde va a pedir el voto tan enseguida de haber dicho "Diego" donde dijo "digo"?

Sin olvidar una última bala de plata. Pactar con Sánchez, no, pero se podría pactar con un PSOE post Sánchez, con lo que se matarían (con perdón) dos pájaros (con perdón) de un tiro (con perdón). Que en el PSOE habría algunos que viesen esto con inmenso alivio es indudable, siempre y cuando Pedro el Cruel haya dejado a algunos de esos en las listas tras sus purgas. Que se entienden mucho mejor desde esta posibilidad.

Para cerrar el abanico de razones, un golpe de muñeca. Naturalmente puedo equivocarme yo, pero lo pagaría Rivera. Si pactase con Sánchez, después de todo lo que ha dicho (Rivera) y de todo lo que ha hecho (Sánchez), el descrédito (de Rivera) sería insuperable. Puedo permitirme el lujo de creerle no sólo por las cuentas que ha echado, sino por la cuenta que le trae.

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