Ojo de pez

Pablo Bujalance

pbujalance@malagahoy.es

A la coreana

Si Moreno Bonilla juega a hacer de buen presidente en plena emergencia, sólo cabe pedirle que siga en ello

Sabemos desde el asedio de Troya que las crisis ofrecen condiciones óptimas para que los políticos parezcan estadistas. Si de una epidemia se trata, a poco que uno se ponga a ello y no meta la pata más de lo necesario puede llegar a parecerse a Winston Churchill. No obstante, la respuesta ante la pandemia del coronavirus a cuenta de los presidentes autonómicos ha sido, cuanto menos diversa: ha habido oportunidad de encontrar de todo, desde la mayoritaria prudencia hasta la mezquindad más notoria. Pedro Sánchez es objeto estos días de juicios implacables sucedidos a toda velocidad. Sus comparecencias públicas de los últimos días, especialmente la del pasado sábado, han dejado mucho que desear en cuanto a información, transparencia y estímulo, lo que viene a confirmar que esos juicios tienen razón de ser, aunque convendría terminar de poner negro sobre blanco respecto a quién, cuándo y cómo asumió las decisiones más trascendentes para que el juicio definitivo, que habrá de ser riguroso y, llegado el caso, determinante por el bien todos, suceda con las mayores garantías. Mientras, corresponde hablar en términos de ejemplaridad. Y, de vuelta a los presidentes autonómicos, admitir que en Andalucía podemos suspirar, de alivio o de satisfacción, según cada cual. Si de dar la talla se trata, vamos bien.

Despierte o no simpatías, se vote a su acera o a los de enfrente, Moreno Bonilla ha demostrado que se puede ser crítico con el Gobierno y a su vez absolutamente leal. Algo que otros presidentes autonómicos, por no hablar de tertulianos ni de portavoces diversos, se muestran incapaces de emular. Sus reclamaciones son razonables en cuanto radicales, a la hora de pedir tanto una respuesta social a la coreana ante la pandemia (que pasaría por la realización masiva de tests, incluso a domicilio, y la clausura de toda actividad económica menos la que corresponde a supermercados y farmacias) como el cierre a cal y canto de Madrid y Cataluña. Algunos responsables socialistas criticaron ayer su tono "triunfalista" cuando recordó que en Andalucía, que fue la primera comunidad más castigada, el ritmo de contagio decrece mientras en otras regiones se dispara. Pero un servidor, la verdad, no advirtió un tono triunfalista en el diagnóstico de lo que viene a ser una evidencia. Tampoco tiene mucho sentido sacar balances de muertos en otras regiones europeas de población similar a Andalucía. Ni podemos considerar esto un juego limpio. Así no.

Si Moreno Bonilla juega a hacer de buen presidente, sólo cabe pedirle que siga. Ahora demuestra que lo es. Bien. Que dure.

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