El cónclaPP y el lazo verde agua

Queda pues bien claro que en el PP, como en todo grupo humano, hay filias y fobias, 'cospedalianos' y 'sorayistas'

Nosotros nos llevamos bien y el proyecto es más importante que los nombres propios". Eso dijo ayer la secretaria general del PP y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, durante la inauguración del XVIII Congreso de los populares. Lo dijo y, por supuesto, no se lo creyó ni ella, algo que quedó confirmado cuando en la votación siguiente, relativa a la compatibilidad de los cargos, se produjo un ajustadísimo resultado del que, eso sí, Cospedal salió victoriosa. Queda pues bien claro que en el PP, como en todo grupo humano, hay filias y fobias, familias y rivales, cospedalianos y sorayistas que, en la hora infeliz de la derrota que antes o después habrá de llegarles, es posible que comiencen a despellejarse con el mismo afán y la misma ambición de poder que hoy lo hacen pablistas y errejonistas, susanistas y sanchistas. El Partido Popular juega hoy sin embargo a otra cosa, a otro juego: a eso que el gran Ignacio Camacho ha acuñado con retranca suave y finura como la pax mariana. Y ahí el objetivo no es otro que intentar convencer al ciudadano de que el PP es un partido cohesionado, filantrópico y serio mientras sus rivales son una banda, cosa esta última, lo de la banda de la izquierda, que no deja de tener hoy bastante de verdad. El problema del PP es sin embargo que ayer les salió la sentencia de la Gürtel con penas de cárcel notables para sus responsables y eso como que vino a manchar el impoluto lazo de rigurosa institutriz de la Renania que adornaba la blusa verde agua que lucía Cospedal y que era una metáfora del mensaje de fondo que se quiere trasladar en este cónclaPP. No variarán de rumbo por esa minucia, claro que no, pero supongo que habrán de ser conscientes los más bregados de que en esta falta de reflexión del marianato y en este palante, palante como los de Alicante se encuentra la semilla de esas derrotas que, por lógica como digo, les van a venir si sus rivales mejoran un pelín de lo suyo. Regenerarse y reinventarse cuando se está encima de la pompa nunca fue tarea fácil, y en el caso del largo y pachorrón marianato ya se ve que tampoco lo será.

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