Tengo una sobrina de cuatro años que tiene un don especial para la pintura. Aprende fácil a gestionar trazos magistrales y con sencillas líneas, dibuja esbozos magníficos. De verdad que se le da bien. Es una auténtica crack tratando los colores. Sin pasión de tía. Los cuadernos de colorear son una apuesta segura con ella y, sus mezclas con la gama cromática ofrecen tonalidades muy originales. María es reflexiva y lo de la pintura y los colores le apasiona, así que incluso sin papel por delante también le dedica algún pensamiento a ello y, a veces, pregunta cómo conseguir el color de las nubes o se plantea, sin ceras de por medio, el color resultante ante posibles mezclas. Los primarios o primitivos los tiene más que controlados, pero en su inquietud por la materia se plantea muchas más combinaciones.

¿Si mezclamos naranja y azul, qué color sale? Como yo carezco de cualidad alguna para estos menesteres y no tenía material a mano, en el momento de la pregunta, tiré de Google para ofrecer respuesta técnica y rigurosa, ya que no dudaba que algo más tarde, abriría su estuche de colores para confirmar mi respuesta. Y aprendí que el azul y el naranja son colores que se complementan, que es una mezcla sustractiva, que cuanto más color ponemos, menos color tenemos, y que de la combinación de ambos obtendríamos un color marrón pardo, muy oscuro, casi negro. Y en esas, claro, en esas no pude desviar mi mente de nuestro gobierno autonómico. De colores nos lo pintaron; colores vivos, colores nuevos para desterrar el rojo desgastado que veníamos padeciendo, la vida en nuestra tierra a partir de hace ahora un año sería de otro color. Pues bien, parecido al negro, dice Google.

Porque, más allá de la crítica al tono desgastado, a lo apagado y desteñido por los años, al poso por las cuatro décadas monocolor, el cambio venía a dar luz. Y miren ustedes, acercándose a la administración, constatado que lo azul es azul, que ese estaba claro y lo teníamos primitivo o primario, como dice María, resulta que el naranja, aquel tono tan atractivo y con tanto gancho entonces, aporta poco, más bien nada. Si se acercan a lo puramente naranja constatarán el tono, tendrán serias dudas sobre qué matices vienen a aportar, hacia dónde van, hacia qué quieren tender, puede que al azul más que a la gestión. Y eso, sin perder de vista el tono verde en la amalgama autonómica.

María no cesará en su curiosidad, seguiremos descubriendo el resultado de las mezclas, también llamadas coalición, veremos lo del rojo y el morado, a ver qué sale.

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