Rafalete, la gloria de san agustín

La cola

A mí no hay cosa que me dé más coraje que hacer una cola, pero coraje, para qué les voy a engañar, que es algo que me supera. Aunque reconozco que también te lo puedes pasar bien en una cola, que es lo que nos pasó el otro día, con la que se organizó para ver el partido de Copa contra el Barcelona. Y yo, que tengo metido en la cabeza que les vamos a dar un sofocón, y no me suelo equivocar en estas cosas.

Con la que está cayendo, pero es que yo soy así, me convenció Manolo, el del taller, para que lo acompañara en la cola para comprar la entrada para ver al Barcelona. Sí que es cierto, sí, que me apunto a una ronda de Aspirinas y a lo que sea. Para allá que nos fuimos, noche cerrada, que ni quise mirar el reloj para no darme un guantazo yo mismo, con nuestro termo de café, una botellita de anís seco, uno de esos anises de Rute con nombre de torero, y un paquete de galletas, que con las horas que teníamos por delante como para estar sin echarse algo al estómago. Aunque lo que mejor nos vino, todo hay que decirlo, fue el anís, que vaya nochecita mala tuvimos, pero mala. Cuando los de al lado nos vieron sacar la botella se les cayeron dos lagrimones, y cuando les ofrecimos un traguito parecía que les había tocado el Cuponazo, vaya alegría que les dimos. Que yo recuerde, yo no había hecho una cola tan larga desde la alternativa de Finito, aunque aquella fue con mucho mejor tiempo, que si no mal recuerdo fue a principios de mayo, que se quiera o no hay otra temperatura y otras luces, para nada comparables.

Y como en aquella cola, lo que se hace mucho durante la espera es charlar con uno y con otro o ponerte a escuchar la radio, que lo que se dice dormir, duermen muy pocos, por no decir ninguno. Ya ves tú, yo me encontré con unos amigos que viven por Lepanto y que no veía desde hacía la mar de tiempo, y con los que me pude poner al día de todo. Uno tiene ya hasta nietos, que se le caía la baba cuando me enseñó las fotos que llevaba en el móvil. Mi amigo Manolo estaba alucinado, que me veía ir de un lado para otro y no se lo creía, que no podía imaginarse que conociera a tanta gente. Es que tantos años en la calle, de un lado para otro, traen estas cosas, ya ves tú. De lo que se hablaba mucho en todos los corrillos era del precio de las entradas, que yo creo que se han pasado tres pueblos, sobre todo con la que está cayendo, que una cosa es darle un poquito de aire a las cuentas del equipo y otra esto, que no puede ser, que no me ha gustado nada y por eso lo digo. Y ya sólo queda jugar el partido, que como demos la sorpresa menuda la que se puede liar, se caen abajo las Tendillas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios