Menuda sorpresa se han encontrado esta semana los sufridos conductores que a diario tienen que hacer uso de la Autovía de Andalucía. Si ya de por sí circular por esta carretera -sobre todo en la circunvalación de la ciudad- supone una acción tediosa e incómoda, ahora resulta que el Ministerio de Fomento ha decidido reducir la velocidad máxima hasta los 100 kilómetros a la hora en todo el trazado, o lo que es lo mismo, en los casi 90 kilómetros que separan los municipios de Villa del Río y La Carlota.

La medida, avanzada el viernes por este periódico, ha dado para muchos comentarios. El primero -lógico- el de por qué no han invertido en mejorar el firme todo el montante económico destinado al cambio de las señales. El segundo -no menos esperado-, que los radares van a hacer su particular agosto durante un tiempo, hasta que los usuarios se habitúen a que ya no se puede circular a 120 kilómetros a la hora por una autovía que, en teoría, debería ser de primer nivel. Tan llamativo como la decisión en sí ha sido el argumento que el Gobierno ha esgrimido para esta limitación, ya que el Ejecutivo señala que el mal estado del firme de la A-4 es el que ha provocado esta situación, sobre todo porque el trazado ha empeorado a raíz de las últimas lluvias de la primavera. Pues qué quieren que les diga, a cualquiera le resulta difícil de encajar estas justificaciones, todo ello sin discutir que el itinerario presenta una calzada indigna de lo que debería ser una autovía en cualquier país de Europa.

Lo de las lluvias, pues no cuela. Supongo que las precipitaciones tendrán su efecto sobre el alquitrán, pero lo que de verdad debería hacerse mirar el Ministerio de Fomento es su política de mantenimiento de la red viaria, a todas luces insuficiente y rozando ya la desvergüenza. Es lo que piensan muchos ciudadanos y colectivos que saben del asunto, como Automovilistas Europeos Asociados (AEA), que ha censurado la existencia de una "grave irresponsabilidad" por parte del departamento de Íñigo de la Serna en el cuidado de las carreteras. Las cifras cantan y, según AEA, el Ejecutivo central ha reducido en los últimos años la inversión en su red, al pasar de 1.800 millones de euros anuales a unos 900, prácticamente la mitad. Consecuencia, pues lo que ha pasado en la A-4. Y lo peor es que en materia de infraestructuras en Córdoba llueve sobre mojado. Somos el farolillo rojo en inversiones, la provincia en la que todo se diseña y casi nada se ejecuta, en la que los problemas en esta materia están al orden del día. Parece que no hay gobierno -ni del PSOE ni del PP- al que le interesemos en exceso en estos asuntos de la obra pública, ni oposición a la que le preocupe mucho estas cuestiones. Pues con este panorama, a hacer cuentas. Señoras y señores conductores, si circulan por la Autovía de Andalucía en la provincia, háganlo a 100 kilómetros por hora como mucho, aunque sus pulsaciones pasen de 100 por esta broma de mal gusto, ya que se arriesgan a una multa de al menos 100 euros si rebasan los nuevos límites impuestos. Mientras, piense usted que a lo mejor es que algunos quieren convertir a esta tierra en un Todo a cien. Quién sabe.

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