Reloj de sol

Joaquín Pérez Azaústre

El centro de Raúl López

EL verdadero viaje al centro lo ha protagonizado el base Raúl López. Raúl, que ha sido convocado por el nuevo seleccionador nacional, Aito García-Reneses, ha estado en la periferia lujosa del baloncesto después de haber blandido el centro sideral de aquella selección conocida como los juniors de oro, en la que ya brillaban también otros jugadores como Juan Carlos Navarro o Felipe Reyes y también Germán Gabriel, algo menos conocido pero elegante a la manera de Ricky Brown, con un tiro de tres inesperado que luce la elegancia de un Astaire danzando por la cancha. De esa selección que lograra el Campeonato del Mundo junior frente a Estados Unidos, germen pleno del Campeonato del Mundo absoluto o de la medalla de plata en el último europeo, ha venido luego esta fiebre alterada por nuestro baloncesto, que tiene algo de retro en la retina, porque no se recuerda nada igual en el fervor público desde la medalla de plata olímpica de Los Ángeles, madrugada estival, 1984, cuando se sucumbió ante el equipo estadounidense en el que destacaba Michael Jordan. Nosotros teníamos a Martín, pero también a Corbalán y a Epi, y es por esto que otra gloria de entonces, palomero vital del contraataque reconvertido en comentarista televisivo, Juan Manuel López Iturriaga, ha querido ver, en estos años, una repetición de aquella tríada, de Corbalán y Epi y Martín, representada hoy en Raúl López, Juan Carlos Navarro y el espectacular y titánico Gasol.

Sin embargo, a pesar del oro junior, en el que por cierto Pau Gasol jugaba de suplente en beneficio de Antonio Bueno y Germán Gabriel, este triunvirato celebrado por Iturriaga luego ya no tuvo recorrido: Raúl López, emblema de un nuevo Joventut, primero, y después de un remozado Real Madrid, se fue a los Jazz de Utah a terminar de crecer viendo retirarse a John Stockton, que era una inteligencia en tren expreso. Raúl López, en realidad, se fue a la NBA no para ser un nuevo Corbalán, sino un nuevo John Stockton, que era lo que había sido mientras duró su liderazgo en la selección junior. Pero las lesiones le anularon, le rompieron los pases, los triples, los tobillos, le dejaron las rodillas como una arena blanca, como un azúcar turbio. Sin embargo los Jazz, que sabían el jugador que habían fichado, perseveraron en esa turbación que alternaba quirófanos con sesiones de rehabilitación, tiro desde una silla, para no perder el tiro, y horas interminables viendo los partidos por la tele. Después volvió a España y despuntó en Girona, porque siempre fue técnico. Ahora, de regreso en el Real Madrid y con ubicación definitiva, ha vuelto a encontrarse con su juego, quizá menos alegre, pero mucho más listo. Aito lo ha rescatado para la selección. Ya no será Stockton, pero sigue de cerca a Corbalán, y será olímpico.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios