Crónica Personal

El cambalache

Las instituciones seguirán ocupadas por personas que simpatizan con los partidos políticos

Todos los partidos, sobre todo cuando están en la oposición, cargan las tintas en la necesidad de despolitizar las instituciones del Estado, con especial interés en el CGPJ, Tribunal Constitucional y RTVE, que tanto pueden influir en los resultados electorales si sus responsables dejan de lado la obligada profesionalidad.

Aseguraba el PP que no aceptaría negociar con Podemos, pero a hora de la verdad Podemos ha negociado hasta la saciedad; no con Teodoro Egea, pero sí con Félix Bolaños, el interlocutor del Gobierno con el PP. Es decir, que Podemos ha negociado todo lo que ha querido a través de persona interpuesta. Con el resultado que se preveía desde el principio: el cambalache.

Las instituciones seguirán ocupadas por personas que simpatizan con los partidos que se han prestado a colocar a afines para garantizarse votaciones también afines. Eso conlleva lo que se denuncia desde hace años: la escasa credibilidad en la independencia de las instituciones.

Al parecer, sólo al parecer porque no se han concretado acuerdos sobre el CGPJ a la hora de escribir estas líneas, García Egea ha conseguido que no tengan plaza de vocales en el Consejo dos jueces muy polémicos: Victoria Rosell y Ricardo de Prada. Iglesias anunció hace dos años que Rosell sería su ministra de Justicia en una posible coalición, y ahora ocupa una secretaría de Estado en el Gobierno por la cuota podemita. De Prada no milita en Podemos, pero se le considera un juez de izquierdas, y sobre todo anti PP.

El intercambio de cromos se ha concretado ya en el nuevo consejo de RTVE, donde vuelve a escena Martín Meden, la cara más famosa del PCE en la historia de televisión, y hoy columnista del libelo que dirige Dina Bousselham por indicación de Pablo Iglesias. Y entran en ese consejo periodistas muy ligados al PP.

Cada cual puede pertenecer al partido que le dé la gana, pero en un profesional del periodismo, y mucho más de la judicatura, sus simpatías políticas nunca deben imponerse sobre su independencia. Sin embargo, por lo que se está viendo en estas negociaciones, de nuevo y como ha sucedido a lo largo de los años, se vuelven a colocar a personas de dudosa imparcialidad en instituciones que en ningún caso deberían estar contaminadas.

Mucho presumir de renovación para, a la hora de la verdad, caer todos en los errores del pasado: lo importante es meter cuchara en las instituciones y colocar amigos. No vaya a ser que profesionales independientes les maten a disgustos.

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