Mensaje en la botella

Las buenas intenciones

Lo único seguro que dice la bola de cristal es que las cuentas de Capitulares llegan tarde

Entramos de lleno en un nuevo año con el deseo colectivo de que las cosas nos vayan mejor a todos. Se trata de una reflexión que repetimos cada inicio de enero y que sirve para analizar lo que dejamos atrás y planificar en la medida de lo posible lo que queremos para los próximos 12 meses. En política y en la gestión de la cosa pública ocurre lo mismo, aunque hay visiones distintas de lo que pasó en 2021 y de lo que necesitamos para 2022. He escuchado atentamente lo dicho en esta última semana por la mayoría de nuestros líderes (o presuntos líderes, más bien) y uno llega a la conclusión de que se mantienen firmes en su deseo de enfrentamiento con el adversario y que presentan distintas realidades dependiendo de si se está en el gobierno o en la oposición.

Cuesta creer que este país sea el mismo que dibujó el presidente Pedro Sánchez en su resumen de lo que ha sido 2021, entre otras cosas porque exhibió tal triunfalismo que nadie, salvo los incondicionales del PSOE (y no todos), puede tomarse en serio algunas de las afirmaciones del jefe del Ejecutivo. Llegó a decir que la pandemia no ha sido un freno para el Gobierno, sino un "acelerador de reformas". Así, sin anestesia.

Luego vino la réplica del PP de la mano de Pablo Casado, cada vez más empequeñecido en su propio partido por los barones regionales que gobiernan. El todavía jefe de la oposición nos pintó una España irreconocible, al borde del caos, en la que nada funciona y en la que parece que hasta tengamos que avergonzarnos de que los agentes sociales (patronal y sindicatos) firmen acuerdos. Al igual que Sánchez, Casado tiene un serio problema de credibilidad.

Si miramos a Andalucía, el presidente Juanma Moreno se fue a la Taberna Granados de Granada -un gesto hacia la hostelería- para enviar un mensaje de fin de año cargado de buenos deseos y en el que nos avisó de que estamos en año electoral. Eso sí, dijo que tratará de retrasar la convocatoria de los comicios todo lo posible. Difícil.

En Córdoba, el gobierno municipal se las ha ingeniado para que la última foto del año fuera la firma con Defensa del acta de ocupación de Caballerizas. Buena jugada mediática del alcalde, José María Bellido, si bien aún no sabemos lo que nos va a costar el inmueble hasta que se pronuncie la Comisión Provincial de Valoración. No ha estado tan hábil Bellido al referirse al presupuesto del Ayuntamiento de Córdoba para 2022, del que ha dicho que es "casi como sacar la bola de cristal", en referencia a que no sabe cuándo se aprobará, aunque confía en que esté para febrero. De momento, lo único seguro que dirá la bola de cristal es que las cuentas de Capitulares llegan tarde.

En fin, todo es ilusión para el nuevo año, aunque como decía Milton Friedman, las buenas intenciones se tuercen en política "porque se gasta dinero de otros". Y seguimos en pandemia, que nadie lo olvide.

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