COMO los organizadores no se anden con ojo, la Cabalgata de Carnaval tendrá otros elementos que serán más importantes que el tipo, la máscara, el maquillaje, las lentejuelas o las plumas. En la que ayer recorrió las calles de la ciudad se pudo ver cómo un número considerable de las agrupaciones iban bien pertrechadas de bebidas alcohólicas de las que daban buena cuenta mientras andaban y cantaban por Gondomar o El Realejo ante la mirada de centenares de niños. Su consumo podía estar justificado en el frío de la tarde de ayer, pero había un grado de organización tal que hacía pensar que aquello era un botellón andante. Una de las agrupaciones llevaba, incluso, un carrito pertrechado de refrescos, alcohol y cubitos de hielo. Como si formase parte de su disfraz, en la parte superior había una bandeja, digna de Bricomanía, con agujeros del diámetro exacto de los vasos para que no molestaran en las manos mientras se cantaba.

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