La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La banca siempre gana

El fallo del Supremo sobre el impuesto hipotecario casi nos hace olvidar que lleva años encarcelando poderosos

Ha sido tan estruendoso el fallo del Tribunal Supremo y tan caótica su gestión del impuesto hipotecario que casi nos hace olvidar los impagables servicios de la Justicia española a la democracia. Ha sido tan burda su entrega al poder financiero que casi sepulta la evidencia de que el propio Supremo, la Audiencia Nacional y los jueces ordinarios llevan décadas metiendo en la cárcel a delincuentes poderosos de distinto pelaje (políticos corruptos, narcos, banqueros, criminales de Estado, famosos influyentes). Con todas sus carencias y meteduras de pata, la Justicia funciona y es un freno a la impunidad de los fuertes.

El espectáculo del TS en estas tres semanas de vaivenes desconcertantes es impresentable, de acuerdo, pero quizás palidece ante el que han dado los políticos a su costa. Como ese Quim Torra montando una comparecencia urgente en el Parlamento catalán para proclamar el absoluto desprestigio de la Justicia española en vísperas de enjuiciar a sus compinches, ese Pablo Iglesias llamando a rodear la sede del Tribunal Supremo para presionar a los togados enemigos del pueblo o ese Pedro Sánchez que sale al fin de la cueva informativa en la que vive para exigir autocrítica a los magistrados y anunciar un decreto inmediato para revertir la injusticia.

¿Qué injusticia? Hombre, pues eso de que el impuesto de las hipotecas lo pague el hipotecado y no el banco prestamista. Resulta que con esa injusticia ha convivido tan ricamente el PSOE durante veinte años y nunca ha propuesto que sea el banco el que lo pague. Y cuando ha impulsado cambios en alguna autonomía ha sido para subirle el gravamen al cliente. Podemos es más joven, claro, pero también ha subido el impuesto allí donde ha podido. Lo que están haciendo ahora es pura demagogia, oportunismo y postureo.

Vayamos a la sustancia. La experiencia histórica -y seguro que cualquier lector tendrá vivencias inolvidables al respecto- sugiere que si los bancos, por decreto, se hacen cargo del impuesto de las hipotecas, acabarán endosándoselo a sus clientes, bien encareciendo los préstamos, bien engordando las comisiones. Vamos, lo de toda la vida. Sánchez peca de ingenuidad o mala fe cuando dice que eso no va a pasar por la competencia que hay entre las entidades financieras y por la responsabilidad de éstas, a la que apela. Obvia una de las pocas certezas que aprendimos ya desde jóvenes: en España la Banca siempre gana.

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