Cuchillo sin filo

francisco Correal

C atilinarias

DE no ser por la presencia de unos niños, hijos de uno de los premiados, en la sala de los Espejos, un observador ajeno a lo que allí sucedía podría pensar que se trataba de un funeral, con el desfile parsimonioso de los invitados hacia las primeras filas para expresar sus condolencias a los deudos del finado. El oficiante había sido el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, asistido en el ceremonial en tareas de diáconos por Susana Díaz, consejera de Presidencia e Igualdad, y por Miguel Ángel Vázquez, portavoz del Gobierno andaluz.

Fue una homilía en toda regla, con el mismo tono e idéntico pesimismo antropológico -este concepto se lo debo al profesor Perpiñá, maestro de sociólogos- que en la edición anterior. Al diagnóstico que Griñán hace de la situación actual del periodismo no se le pueden hacer demasiadas objeciones. Basta con extrapolar la situación actual que por volver al símil fúnebre ha convertido el país en un puro tanatorio. Pero no creo que el papel de un político sea decirle a los periodistas cómo debe ser el periodismo. Con la paradoja, y allí mismo, en el funeral sin muertos, estaba la prueba, de que la Junta es una poderosísima máquina de generar y degenerar información en la que junto al legítimo ejercicio de la difusión de sus quehaceres institucionales tienen cabida quienes hacen de intoxicadores y parapetos, los encargados respectivamente de contar lo que interesa contar y de evitar que se cuente lo que no interesa.

Como ya es su segunda Catilinaria, uno empieza a pensar que en el presidente de la Junta hay resabios de ministro de Información y Turismo, en cuyo caso debería solicitar que le transfirieran las competencias sobre paradores para evitar el cierre del de Ayamonte. La situación es tan dramática como la describe. La crisis es mucho más letal que las guerras, con la particularidad de que no hay corresponsales de crisis que se reconviertan en escritores como algunos corresponsales de guerra. El más notorio está promocionando su última novela y en su primer párrafo reivindica Pérez-Reverte con pasos de tango el pie de foto como género literario.

Dicho lo cual sin quitarle ni un mérito a los compañeros Lucas Martín, Paco Puentes, Alma Comunicación y Estrategia, Hora 25 de la cadena Ser y programa Crónicas de RTVE, receptores de los vigésimo séptimos premios Andalucía de Periodismo. La generación del veintisiete que no se hizo la foto del Ateneo.

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