Cambio de sentido

La amiga de una amiga

"Ciudadanos del mundo" son aquellos que tienen su dinero en Suiza. El resto seguimos siendo de provincias

A usted nunca le ha atracado un banco? Considérese con suerte. En pocos años, España se convirtió en un lugar inseguro; en cualquier esquina te podía asaltar una sucursal y sisarte, de un solo golpe de preferentes, la cartera a plena luz. O estás en la cola para por fin cobrar aquellos poemas que diste a la imprenta y, de pronto, el interventor se calza el pasamontañas y, a punta de estilográfica, te enfila hacia su mesa. Después vas a la comisaría a repasar fotos y nada, que allí no tienen fichado al trilero sin rostro que te ha afanado -vía bonos subordinados del Banco Popular y jurándote por sus hijos que era un plazo fijo sin riesgo- el 80% de tus ahorros, 12.000 euros para ser exactas. Pero no crean que esto me pasó a mí (¡Ja!, ¡éstos no me la dan con queso!). Me lo han contado. Fue a una amiga. Mejor dicho, a la amiga de una amiga, a la que se le están cayendo los azulejos.

La amiga de mi amiga juntó -sudando tinta, literalmente- 12.000 euros, con el sueño de hacer algún día obra en casa. Mientras, se los dio a su padre para que se los guardara. El padre los confió a la sucursal del Popular que hay en el pueblo (Macondo, provincia de Jaén), y el Popular se los choriceó. Todo lo demás fue estupor, nervios, interventores borrados del mapa, cartas al defensor del cliente, calladas por respuesta, tests con calificación de "Cliente sin experiencia en productos financieros", reclamaciones desde la Unión de Consumidores de Andalucía y una sensación de impotencia del padre -él, que no juega con su dinero, había perdido el de su hija- que la amiga de mi amiga no podía soportar. Todo fue en vano. David-Goliat, 2. Las entidades sólo hablan con otras entidades. Había que gastar más dinero y energía en abogados.

¡A euro, a euro! Ana Botín compra el Banco Popular por 666 reales. En las noticias, a los profanos se nos da a entender que, con esta operación, Botín nos está casi perdonando la vida (que si no, nos toca a usted y a mí pagar, y a otro precio). "No hemos recibido presión de nadie", aclaró enexcusatio non petita. Los accionistas pierden todo el dinero. A los engañados con bonos les roban, además, la dignidad. "Ciudadanos del mundo son aquellos que tienen su dinero en un banco suizo. El resto seguimos siendo de provincias". Esto no lo digo yo. Lo dice, citando a Metlikovez, la amiga de mi amiga, sí, la que quería hacer obra, una de los 22.000 afectados por estos bonos. "¡Crash!". ¿Han oído? Es otro azulejo, que se me cae encima.

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