Crónica personal

Pilar Cernuda

El abrazo

ESTÁ en todas las portadas y merece estarlo, Adolfo Suárez hijo ha hecho una foto irrepetible, emotiva, delicada, una foto cargada de significado.

Los Reyes querían visitar al ex presidente hacía mucho tiempo, pero su estado de salud no lo aconsejaba. Finalmente su hijo mayor dio el visto bueno: había desaparecido la agresividad, también las secuelas de los implantes en la boca que le habían hecho, y Adolfo Suárez vivía un "momento dulce".

No reconoció a los Reyes, claro, como tampoco reconoce a sus hijos y nietos. Sin embargo, cuando don Juan Carlos le pasó el brazo por el hombro y se lo llevó a dar un paseo por el jardín, Suárez sonrió sin saber de quién era aquel brazo, aquel abrazo; pero se dio cuenta de que se trataba de alguien que le quería. Además, aquella mujer rubia le había dicho que estaba muy guapo, y a Suárez le gustó que una mujer le llamara guapo.

En estos días de convulsión política, de desesperanza por tanta mediocridad en fechas tan difíciles, la fotografía de Casaquemada, lugar donde reside Adolfo Suárez, es un símbolo. Un recuerdo de la Transición, de los tiempos en que las cosas se hacían bien, fechas en las que los mejores políticos que ha tenido España dejaron atrás sus intereses personales y políticos para defender los intereses de todos los españoles. Por eso los que vivimos aquellos años insistimos en que teníamos los mejores políticos. Se tiraban a degüello en los debates, pronunciaban frases de dureza inusitada contra el adversario, pero cuando había que defender las grandes cuestiones de Estado, lo que de verdad importaba, respondían todos con una misma voz.

El Rey tuvo la grandeza de preparar aquel clima desde mucho antes de la muerte de Franco, asumiendo riesgos que sólo pueden calibrar los que vivieron aquella época. Por eso consiguió que comunistas y socialistas comprendieran cómo quería hacer la transición de la dictadura a la democracia y le dieron un voto de confianza cuando eligió a un franquista, a Adolfo Suárez, para que presidiera el Gobierno que tenía que avanzar en la recuperación de las libertades perdidas durante cuarenta años.

Suárez fue un presidente grande y con coraje, como los que le acompañaron en aquella aventura de la Transición desde diferentes partidos. Cometió errores sonados en el último tramo de su mandato y también después, al abandonar el Gobierno. Pero todo ello queda en el olvido ante la magnitud del trabajo que realizó con valentía desde Moncloa.

La fotografía de Casaquemada emociona: el Rey, la Corona, rinde homenaje y muestra un afecto infinito a quien hoy no puede darse cuenta de cuál fue su papel en la historia. El cálido abrazo del Rey es, en cierto sentido, el abrazo de muchos españoles.

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