La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Zancajo es el icono de cambio andaluz

Andalucía sólo tiene un problema para dejar el furgón de cola del desarrollo: un periodista. ¡Tequiyá!, que dicen en Cádiz

Más de cuarenta años de autonomía. Se dice pronto. Pero nuestro problema es un periodista. Un solo profesional. Ni la peste equina ni el coronavirus. Ni la gripe A ni el antiguo PER. Ni la amenaza del entonces pujante Gadafi ni la crisis del fletán. Ni la reivindicación de las competencias transferidas, ni los conflictos con Marruecos en asuntos de pesca. Ni el altivo Gobierno de Aznar, que a la segunda oportunidad comprobó que la derecha en España podía gobernar con mayoría absoluta sin necesidad de apoyos en Andalucía, ni un Parlamento muerto de risa durante minutos y minutos en imágenes desternillantes que dieron la vuelta al mundo en la legislatura de la pinza. Ni los solares que nos endilgaron como pago de la deuda histórica, ni la carencia de un eje ferroviario como merece el Puerto del Algeciras. Ni un director general de la RTVA haciendo el ridículo en el Parlamento ("Pregunten lo que quieran, pero de papeles ando chungo"), ni el caso de los ERE que ocupó telediarios y más telediarios en toda España. Superamos hace muy poco los cuarenta años de autonomía con una evolución tan innegable como insuficiente. Los números no engañan, a pesar de que los bochincheros de turno se empeñen en ello. Si no fuera por la economía sumergida, el panorama de la vida cotidiana en la región del sur de España sería otro muy distinto. La tasa de paro en Andalucía se situó en el 20,8% al cierre de 2019, de las más altas de España, donde la media era entonces del 13,7%. Si hoy desaparecieran los ERTE, Andalucía se iría por encima del 30%, según la muy moderada consejera de Empleo. No extraña que haya intelectuales que defiendan la economía sumergida como una vía más de desarrollo. Andalucía ha mejorado, pero sigue en el furgón de cola de muchos índices, mientras otras regiones, incluida Extremadura, han avanzado. ¡Pero aquí para algunos el problema es el director de los servicios informativos, Álvaro Zancajo! Que si viene de Madrid, que si lo manda Génova, que si se le olvida meter una información de la Kitchen... ¡Menos mal que este tipo con hechuras de banderillero de Joselito El Gallo no viene "chungo de papeles", porque entonces le dan para el pelo mientras corre al sol y sin gorra desde Ayamonte a Pulpí! Que ya lo dijo un eminente político andaluz: los periodistas pueden ser de izquierdas o de centro, pero nunca son de derechas. Zancajo encarna como nadie el cambio andaluz. Hay que pedirle a Juande Mellado, director general, que lo mantenga como un icono frente a los que quieren su cese. ¿Cuándo se ha visto a una asociación de la prensa embestir contra un periodista? ¡Cáspita! ¿No enseñaban en la facultad que todo eso era síntoma de independencia? Juande, sé fuerte. Zancajo es el cambio. Pimpampún. ¡Todos contra Zancajo! ¿Cómo andará de papeles?

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