¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Whisky & Rajoy

¿Qué quiere la diputada Hernanz que tome un señor honorable como don Mariano Rajoy, un tang de naranja?

Solamente una vez, como el bolero de Agustín Lara, hemos volado en primera clase. Fue gracias a una carambola producida por ese derecho de pernada que tienen las compañías aéreas y que nombran con el misterioso término de overbooking. Nos quedamos sin asiento y, tras el pertinente pánico, nos recolocaron en Business (cursi barbarismo) junto a un comercial catalán del ramo sanitario que no paró de despotricar en todo el vuelo y que ahora suponemos miembro de los CDR. Decidimos aprovechar los dones del azar y nos tomamos un par de whiskies de gorra, servidos por una amable azafata que nos recordaron a las de la niñez, esas chicas finas y cosmopolitas vestidas por el recientemente fallecido Elio Berhanyer. Viajar sobre las nubes atravesando un azul puro mientras el entendimiento se adormece por el efecto narcótico del oro viejo escocés es una gratísima experiencia. La hemos recordado ahora gracias a la polémica de los continuados viajes del presidente Sánchez -convenientemente inflada por los enemigos del PSOE- y la desafortunada intervención en el Congreso de la portavoz adjunta del Grupo Socialista, Sofía Hernanz, quien en el colmo de la grosería dijo que su jefe viaja lo mismo que Rajoy pero "pero sin avituallamiento extra de vino y whisky". Eso de señalar el alcohol que toman los demás sólo lo hacen los cuáqueros y los maleducados. Que su señoría escoja condición.

El que un presidente del Gobierno viaje y refuerce la presencia de España en el exterior es algo completamente comprensible y deseable, más en estos momentos en el que la Leyenda Negra vuelve a asomar sus orejas. Pero también lo es que, si así lo desea, el señor jefe del Gobierno pueda descansar de sus altas obligaciones con un whisky mientras contempla la Estratosfera. El patriotismo está asegurado, pues es sabido que el mejor scotch es aquel que envejece en botas de oloroso jerezano, las llamadas Sherry casks.¿Qué quiere la diputada Hernanz que tome un señor honorable como don Mariano Rajoy: un tang de naranja, una infusión de rooibos, un biomanán...? El whisky, el armañac, el cazalla o el amontillado, por poner sólo algunos ejemplos, son la refinada destilación de Occidente y merecen un respeto.

Cuentan que los pilotos soviéticos de Aeroflot, cuando celebraban sus fiestas en las habitaciones de los hoteles, brindaban con los puños para que la gente no escuchase el chocar de los vidrios. Deploramos tal costumbre. Es recomendable que la tripulación viaje sobria, pero por favor, dejen al pasaje abrevar en paz.

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