La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Vox, PP y el tren de Lenin

Los intereses creados: al PSOE le conviene Vox para erosionar al PP tanto como el Kaiser a Lenin

Si la política fuera una película de conspiraciones el golpe de efecto final sería que Vox estuviera financiado por el PSOE para cargarse al PP en este agitado año de elecciones municipales, autonómicas y generales. Con la desconcertante colaboración de un PP desnortado. En esa película la polémica del aborto suscitada por Vox en Castilla y León sería una obra maestra para arrinconar al adversario hinchando hasta lo inverosímil mezquinas deslealtades (del vicepresidente de Vox al presidente del PP), torpezas (del PP incurriendo con contradicciones) y sobreactuaciones (del PSOE) que parecerían exageraciones que sacrificaran la verosimilitud al efectismo. Pero es una maniobra brillante. El aborto es un esqueleto en el armario del PP, que en esta cuestión mantiene una postura ambigua si no hipócrita.

Vox se lo ha puesto en bandeja al PSOE sacando el esqueleto y haciéndolo bailar como si fuera la novia cadáver de Tim Burton (ya que estamos con Burton: la cuestión del aborto dejó a Ruiz Gallardón tan descabezado como el jinete de Sleepy Hollow). Tan brillante sería esta maniobra en la ficción conspiratoria que el Gobierno se ha apresurado a llevar al Consejo de Ministros un requerimiento para declarar incompetente a la Junta de Castilla y León en relación con las medidas antiabortistas… ¡que no se han tomado! Y Público olfateaba una conspiración nacional e internacional: "La ofensiva de Vox y el PP contra el derecho al aborto forma parte de una amplia campaña internacional. Castilla y León se convierte en el laboratorio político para ver hasta donde puede pueden llegar los recortes en los derechos reproductivos y sexuales en un hipotético Gobierno estatal liderado por el PP y Vox". ¡Requerimiento ministerial! ¡Campaña internacional! ¡Hipotético Gobierno! Nunca la mentira ha hablado tan alto.

La cosa me recuerda el tren que el Kaiser le puso a Lenin en 1917 para que encabezara la revolución. El Kaiser no era precisamente simpatizante del bolchevismo ni ignoraba el peligro que representaba para las monarquías europeas -un mes antes el Zar había sido confinado-, pero le interesaba que Lenin cumpliera su promesa de "retirar a Rusia de una guerra capitalista". Lenin tampoco era precisamente amigo del Kaiser, pero le convenía atravesar Alemania para ponerse al frente de la Revolución. Los intereses creados, que diría Benavente: al PSOE le conviene Vox tanto como el Kaiser a Lenin.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios