La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Vox, Gelves y Pasolini

Pasolini: "Que la vida humana sea sagrada es un principio más fuerte que cualquier principio de la democracia"

Que un partido cuya ideología no se comparte defienda una causa que se estima justa no la deslegitima. De la misma forma que no la legitima que la defiendan partidos cuyas líneas programáticas se comparten en mayor o menor medida. Es el caso del aborto sin razón terapéutica. Personalmente lo estimo un homicidio, como hizo Pasolini desde la izquierda radical, aunque el feto no sea reconocido jurídicamente como persona. Es una tragedia que en una sociedad que cuenta con los más eficaces métodos anticonceptivos, en la que existe -o se supone- educación sexual, en la que los estudios genéticos han demostrado la singularidad del embrión y en la que afortunadamente ha desparecido la discriminación que penalizaba a las madres solteras y a los hijos nacidos fuera del matrimonio, se considere el feto una parte del cuerpo de la mujer -un quiste extirpable, se ha llegado a decir- y se utilice el aborto como libre opción de la maternidad. Por supuesto que la mujer es libre de decidir si quiere ser madre o no. Pero la decisión, en una sociedad evolucionada, se toma antes, no después, de la existencia del embrión.

Sé que por decir esto automáticamente se es considerado machista, patriarcal, reaccionario o incluso fascista y fanático religioso. Y que, por supuesto, conlleva ser arrojado al canasto de Vox, partido al que nunca he votado ni votaré, y de la misa que ha organizado en Gelves en memoria de los niños abortados en 2019, lo que me parece un uso propagandístico y político de lo religioso. Pero no me da la gana de someterme a la censura. ¿Censura en una democracia? La hay como radical descalificación y condena de quien se oponga a las corrientes mayoritarias y lo consensuado como progresista. Injusto, además de estúpido. En democracia se puede discrepar de las leyes y procurar modificarlas a través de procedimientos constitucionales y democráticos. Si fuera estadounidense y viviera en uno de los 29 estados en los que la pena de muerte es legal, defendería su abolición sin que ello significara la impugnación de los mecanismos democráticos que la han establecido.

Permítanme contrarrestar a Vox con Pasolini: "Que la vida humana sea sagrada es obvio: es un principio más fuerte que cualquier principio de la democracia. Diciendo que está en juego la vida humana hablo de esta vida humana -esta única, concreta, vida humana- que en este momento se encuentra dentro del vientre de la madre".

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