Cambio de sentido

Volver a España

Más que un "sí" a una fuerza política, mucha gente se ha levantado para decir "no" al avance del retroceso

Abróchese el cinturón, llegamos a España", me despierta despacito el azafato. Por un instante pienso que me ha hablado en sentido figurado. Es el anochecer en punto, hora local, del 28-A, y llevo demasiado tiempo con el teléfono desconectado, sin noticias del país en su jornada electoral. Aterrizamos. Málaga como un vientre de mar entre los montes. Su atmósfera me recibe con un cálido abrazo. Aunque es de noche, siento claridad. Conecto el teléfono, entro en Twitter; me salta, sin necesidad de invocarla, la cuenta del nuevo partido de la vieja ultraderecha. De súbito se me viene a la cabeza un retrato de Francis Bacon que había visto por la mañana en un museo. Comienzo a recibir primeras noticias, porcentajes de escrutinio, llamadas de amigos que habían vivido el domingo como yo, con preocupación y una especie de desconsuelo preventivo. Los gráficos y las estadísticas (el arte sacro de hoy) y los chamanes de la politología llegaban a dar hasta 60 escaños a quienes -cracks castizos de la neolengua- mienten cuando aseguran llamar a las cosas por su nombre, pues le dicen "libertad" a las cadenas, cerrojos y armarios, "amor" a las pistolas, "Dios" al miedo, "dinero" a dinero, "igualdad" a los privilegios, "novedad" a la carcoma. La posibilidad del voto oculto y avergonzado, los alardes de testosterona y el hecho de que el miedo y el odio a los otros (quienesquiera que seamos) constituyan materiales altamente inflamables; me hacían maliciarme lo peor: el avance exponencial de los Trumps, Salvinis y Bolsonaros del terruño, y la disposición del PP a hacerles concesiones con tal de tener el poder. Pero no. La tele del hotel decía "alta participación", decía "debacle del PP", decía "la ultraderecha, lejos de sus expectativas". He sentido algo así como alivio.

Tantas veces las urnas balbucean, pero esta vez han hablado alto y claro. Más que un "sí" a una fuerza política, mucha gente se ha levantado para decir "no" al avance del retroceso. De paso, le han dicho al PP que marque distancias con respecto a la tropilla ultramontana. Mala idea ha sido ese viraje del partido con Casado, le han dado por la diestra y la siniestra. Del mensaje de las urnas también puede tomar notas el PSOE de Andalucía.

Vuelvo a España. No a la noción (ese abstracto), sino al país concreto, diverso, mestizo, pluralísimo, abierto, luchador y solidario que -a pesar de los muchos pesares- aún acierta la mano con la herida, donde quiero seguir viviendo y dejando vivir.

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