Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

¡Viva el 8 de junio!

Como en la Guerra Civil que contó Eslava Galán, los partidos han vuelto a tirarse los muertos unos a otros

Hemos pasado de la clausura y los silencios cistercienses, interrumpidos por los vítores en los balcones, a este nuevo escenario de ciudad alegre y confiada. Con mascarilla, pero desenmascarada. Ese laissez faire-laissez passer, imperdonable con casi treinta mil muertos oficiales en apenas tres meses, dice muy poco del supuesto heroísmo del pueblo español. Nos hemos bajado de Galdós para subirnos a Mortadelo y Filemón. Hay detrás una falta de pedagogía por parte de los políticos que si en algo están parejos, tan alejados en sus posicionamientos tácticos e ideológicos, es en la mendacidad de sus argumentos, en sus intereses espurios.

Cuenta Eslava Galán que en una ocasión tomaba un vino con sus amigos Arturo Pérez-Reverte y Rafael de Cózar en la taberna El Gorrión, en el corazón de Jaén. Allí les dijo que había escrito una historia de la Guerra Civil que no le iba a gustar a nadie. Pérez-Reverte le dijo que ése tenía que ser el título del libro. 'Una historia de la Guerra civil que no va a gustar a nadie'. El escritor de Arjona debería emprender una historia del coronavirus que no le va a gustar a nadie. Porque de nuevo, como en la contienda de antaño, están tirándose los muertos unos a otros. Con estrambotes como ese "¡Viva el 8 de marzo!" del presidente del Gobierno. ¿De qué año?, habría que decirle, como la broma del policía que en pleno franquismo le respondía al hombre que preguntaba por la plaza 18 de julio. Claro que sí, Viva el 8 de marzo de 2019, el de 2021… ¿Pero el 8 de marzo de 2020? Temeridad manifiesta con indicios de prevaricación.

¡Viva el 8 de junio!, día en el que se cumplen tres meses sin fútbol y vuelve la quiniela para partidos sin público. Hoy es San Salustiano, nombre de uno de los padres de la Sociología moderna en España, Salustiano del Campo. Estudié tres años de esa disciplina. El profesor Perpiñá nos habló en el curso 75-76 del principio del idealismo práctico social. Lo enunció Thomas Merton y dice que cuando las circunstancias son consideradas como reales son reales en sus consecuencias. Gobierno y oposición se han metido en un charco de fango irreal que se corporeiza como cierto; con su varita mágica de merlines de pacotilla, cuando hablan sube el pan y cada solución la convierten siempre en un problema.

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