Viruela

Vivimos tiempos en lo que ya nada es demostrable. La ideología -ese otro virus- lo ha hecho imposible

Estos días se ha producido un fenómeno que nos debería parecer extraño aunque se está convirtiendo en habitual. Veamos. Cuando se detectaron los primeros casos de viruela del mono, las primeras investigaciones apuntaron a que los contagios se estaban produciendo mayoritariamente entre homosexuales, en particular los que habían frecuentado algunas saunas de alterne de Madrid. No era una certeza indiscutible, pero sí había pruebas suficientes que indicaban una peligrosa coincidencia en la mayoría de los casos. Bien, parece ser que los investigadores iban a dar la noticia, con la evidente intención de evitar la extensión de los contagios, pero alguien pensó que divulgar esa noticia podía resultar discriminatorio o denigrante para el colectivo homosexual, así que la información se ocultó por si las moscas.

Ahora ya se han hecho públicos los resultados de las investigaciones, pero es muy probable que algunas personas se hayan contagiado por no haber sabido a tiempo que estaban incurriendo en prácticas de riesgo. Y lo más curioso de todo es que ahora mismo hay un gran debate en las redes, sobre todo por parte de activistas a favor de los derechos LGTBI, que se quejan de haber sido criminalizados y estigmatizados por esa información. Por lo visto, un simple dato científico es homofóbico.

Evidentemente, los homosexuales que se hayan contagiado en esa sauna no tienen ninguna culpa. Tuvieron la mala pata de contagiarse en una sauna igual que podrían haberse contagiado en un autobús o en un supermercado, ya que el virus de la viruela se trasmite a través de la saliva. De modo que nadie pretende criminalizar a ningún colectivo ni a ninguna práctica sexual. Parece mentira que haya que repetir una y otra vez que cada persona puede hacer lo que le dé la gana con su vida, siempre que no vulnere los derechos de los demás (y evidentemente, lo que ocurrió en las saunas era algo totalmente normal y respetable). Pero si las autoridades sanitarias detectan una pauta en los contagios, esa pauta debe ser comunicada a la población, sobre todo para evitar prácticas de riesgo que puedan extender los contagios.

Es asombroso que tengamos que repetir lo que debería ser evidente, pero está claro que vivimos tiempos en lo que ya nada es evidente ni obvio ni demostrable. La ideología -ese otro virus- lo ha hecho imposible.

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