Vergonzoso, espeluznante

Quienes se ven en la necesidad de recurrir a los prostíbulos debe ser que están afectados de alguna carencia inhabilitante

De lo que ya resultaba de dominio público, nos da cuenta, también, el periodista, de esta casa Juan Manuel Marqués Perales. Por su prestigio y popularidad, no precisa de presentaciones. Con la exquisita claridad periodística que le caracteriza, nos refiere el comportamiento de unos responsables políticos del PSOE que, a tenor de lo publicado, se gastaron, en tan solo unas horas y en un club de alterne en torno a los 15.000 euretes. Incluso algunos superiores jerárquicos de la formación política de referencia han atribuido al comportamiento de estos… vividores por cuenta ajena (léase… "por cuenta" de todos los contribuyentes, que no somos pocos) la condición de "vergonzoso", "lamentable".

Obviamente, el comportamiento de los susodichos "vividores" no puede resultar más deleznable: hay sobradas razones justificativas de los atributos que se les vienen endosando. A saber:

Por una parte, los susodichos responsables de la cosa pública se fueron a una juerga en la que, como dejamos indicado, se gastaron cerca de los 15.000 euros. Ellos no podían ignorar que con lo gastado en la fiesta se podría haber dado la cena a muchas familias que carecían de ella y, en consecuencia, se vieron en la necesidad de acostarse sin más compañía que la de sus vacíos y hambrientos estómagos.

Tal comportamiento resulta, en todo caso, susceptible del máximo reproche social. Pero, si además concurre la circunstancia de que la inmoral juerga -llevada a cabo en un prostíbulo- se financió con fondos públicos, en este supuesto creemos que sobran calificativos y faltan talegos en los que poner a buen recaudo a todos los indecentes, previa devolución de todo lo que hayan gastado al margen de la ley.

Y decimos que estos sujetos deberían ser puestos a buen recaudo no solo por las responsabilidades penales en que, en su caso, hayan podido incurrir; sino también porque, a juicio de Las Tendillas, quienes se ven en la necesidad de recurrir a los prostíbulos para dar satisfacción a sus apetencias biológicas debe ser que están afectados de alguna misteriosa carencia, inhabilitante para el normal ejercicio de funciones de carácter público. En consecuencia privarles de responsabilidades políticas supondría evitar unos comportamientos "vergonzosos", "espeluznantes", de irreparables consecuencias.

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