Mensaje en la botella

Verdades incómodas

Se nos olvida que ya dimos por enterrada la pandemia cuando llegó el verano

Ya queda menos para la Navidad. Está a la vuelta de la esquina, pero ni los excesos previos de otros años ni la propia celebración de una fiesta muy arraigada familiar y culturalmente serán igual en esta ocasión a causa de la pandemia. No hace falta decir que la sociedad es consciente del contexto en el que vive, si bien una cosa muy distinta es que todos estemos dispuestos a asumir determinadas limitaciones en nuestro quehacer diario con la misma responsabilidad. Estábamos expectantes a ver con qué nuevas medidas -más laxas, claro- se descolgaba en esta ocasión el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, de cara a estas semanas festivas. La verdad es que sorpresas ha habido pocas, ya que se daba por hecho que el Gobierno andaluz abriría la mano (o el grifo, según el símil que gusta utilizar el presidente andaluz) y que permitiría cierta relajación en cuanto a aforos en determinados establecimientos y horarios.

Lo llamativo, esta vez, es lo mal que han encajado estas nuevas normas algunos colectivos y sectores económicos andaluces, que las han rechazado de plano. Sin ánimo de desmontar sus razones, un servidor se hace la siguiente pregunta: ¿qué esperaban? Desde el inicio de esta brutal crisis sanitaria, los gobiernos han tomado decisiones muy duras -ya sea a nivel estatal, autonómico o local- y no han tenido más remedio que agarrarse a los números para adoptar determinadas restricciones que, vistas ahora con perspectiva, fueron ridículas en algunos casos y acertadas en otros. No obstante, esas cifras señalan que se siguen contabilizando nuevos contagios de coronavirus, se mantiene un número alto de ingresos en los hospitales y en las UCI; y se anotan desgraciadamente más fallecimientos por la infección.

Si nos circunscribimos al caso de la provincia de Córdoba, a día de ayer había 124 personas hospitalizadas con covid-19, de las que 26 están en cuidados intensivos. Desde el inicio de la pandemia han perdido la vida en esta tierra 490 personas; más de 24.000 han dado positivo en las pruebas realizadas y unas 17.000 han logrado curarse.

Esos son los datos y el principal argumento que debe pesar a la hora de decidir y acatar las normas. A veces parece que se nos olvida que hay quien dio por enterrada la pandemia antes del verano, otros que apostaron por abrir Andalucía al turismo como si no pasara nada e incluso en nuestra ciudad decidimos celebrar determinados acontecimientos, como los Patios, sin pensar en las consecuencias. Es cierto que hay familias pasando serias necesidades para subsistir, que la economía no levanta cabeza, que hay sectores que han facturado cero desde el mes de marzo y otros que se encuentran inmersos en un bucle del que no saben si podrán salir. La esperanza es la vacuna, pero mientras llega, no podemos ocultar la verdad, por muy incómoda que nos parezca. No nos queda otra.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios