Punto de vista

José Ramón del Río

jdel35@hotmail.com

Undécima legislatura

Las izquierdas se empeñan en repartir patentes de demócratas, cuando sus ejecutorias dejan mucho que desear

Esta que comienza ahora es la undécima legislatura del Parlamento de Andalucía y, después de la décima, puede ser el momento de evaluar los beneficios, muchos, pocos o ninguno, que la democracia, manifestada en la representación política de los partidos, elegidos libremente por los ciudadanos, hayan procurado a esta tierra. Para mí, muchos, y así en el mes de julio de 1982, cuando se inauguraba la primera legislatura y en un suntuoso -y caluroso- salón de tapices del Real Alcázar sevillano, me senté como uno de los 106 diputados, del PSOE, AP, UCD, PC, PSA elegidos.

En aquella ocasión el PSOE consiguió un éxito arrollador, tripulado por Rafael Escuredo, que consiguió la patente del andalucismo, arrebatándosela, en cierta medida, a Luis Uruñuela y Alejandro Rojas Marcos. Este partido, PSA, vampirizado por el PSOE andaluz se disolvió en 2015. Desde esa primera legislatura, el PSOE ha gobernado en Andalucía.

Los resultados electorales, como siempre que no hay mayoría absoluta, permiten muchas combinaciones, aunque no todas sean lógicas. Es natural que Susana Díaz, presidenta hasta ahora y ganadora de las elecciones quiera presentar su candidatura. Puede logar de Adelante Andalucía que la apoyen, pero con esto no consigue mayoría absoluta. Tampoco sumando exclusivamente los votos de Cs, pero es un intento lícito y respetable. El PP, con 26 escaños, es el partido que obtuvo más votos después del PSOE y si Cs y Vox le apoyan tendría mayoría absoluta. En cierta medida el ex juez Serrano, líder de Vox, le facilita esta posibilidad declarando que no quiere cargos. Las condiciones que le pone al PP: bajada de impuestos, derogación de la memoria histórica y fin de subvenciones a feministas. Lo que no tiene mucho sentido es la aspiración de Cs de presidir la Junta, alegando un mérito inédito: el partido que más ha progresado, lo que recuerda a las calificaciones de los niños en las escuelas. Además, no es cierto, porque Vox le iguala en el aumento del número de diputados. Se supone que van de farol, pero mal lo tendría Rivera en unas generales, si Cs se alía con el PSOE y le permite a Susana seguir gobernando.

Las izquierdas se empeñan en repartir las patentes de demócratas, cuando sus ejecutorias dejan mucho que desear. ¡Ah! Lo casi 400.000 votantes de Vox no son nostálgicos del franquismo, porque no quedan tantos españoles que puedan juzgar su ejecutoria, sino que muchos de ellos son jóvenes en el comienzo de la vida. El sábado comentaré los sucesos de Cádiz.

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