La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Tragicomedia de la izquierda pura

Todos estos partiditos se presentan como los más puros y los mayores defensores de la unidad de la izquierda auténtica

Ha pasado prácticamente desapercibida, quizás por merecimiento propio, la noticia de que Más País, el pequeño partido fundado por Íñigo Errejón tras su caída en desgracia en Podemos, está fraguando una coalición en Andalucía con otros dos partidos aún más pequeños (Iniciativa del Pueblo Andaluz y Andalucía por Sí) para intentar lo de siempre: una alternativa al PSOE andaluz desde la izquierda.

Si cuajara esta nueva formación política, los electores progresistas de Andalucía saldrían ganando en pluralismo. Cuando se convoquen las próximas elecciones autonómicas, podrán elegir entre el PSOE postsusanista de Juan Espadas, la coalición gubernamental Unidas Podemos, la novedosa Adelante Andalucía de Teresa Rodríguez y esta flamante alianza nucleada en torno a Errejón. Cuatro opciones, cuatro, para un electorado que hoy por hoy es menguante, porque lo que caracteriza a Andalucía desde 2018 es que el centroderecha concita más apoyos que la izquierda. Por ahora hay más oferta que demanda. Por supuesto que no hay nunguno que no se proclame verde, feminista, andalucista y federal.

Todos ellos saldrán perdiendo. Voto dividido significa escaños perdidos. Esto es algo que la izquierda radical no deja de ignorar continuamente, tal vez por puro fulanismo en su conducta o por un exceso de ideología en sus planteamientos: todos estos partidos se presentan como los más puros y ortodoxos y todos acusan de autoritarismo y falta de libertad a aquellos de los que se escinden. También llegan todos presumiendo de que buscan la unidad de la izquierda auténtica, aunque lo primero que hacen es dividirla un poco más. No hay más remedio, ante el espectáculo que ofrecen, que invocar de nuevo los frentes judíos de liberación y similares de La vida de Brian, cada cual más estéril e impotente que el otro.

La mayoría de sus líderes son bienintencionados y honrados, pero su desnorte es descomunal. Trabajan para una Andalucía completamente real (pobres, vulnerables, marginados), pero minoritaria, y proponen algunas recetas simples y disparatadas para problemas complejos. Cualquier éxito pasajero les convence de que están en el camino correcto y les envanece para hablar en nombre de una mayoría social que sólo habita en sus ensoñaciones. Mientras más hablan de la gente menos gente les sigue. Mientras más hablan de unidad más la cuartean.

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