Top manta

¿En qué momento decidió don Carlos que su vida privada no guarda relación alguna con su cargo público?

Ya lo habrán leído ustedes. El delegado del Gobierno en el País Vasco, don Carlos Urquijo, fue sorprendido en el top manta comprando algún CD a la moda para sus hijas. Preguntado al respecto, don Carlos dijo que se trata, no sólo de un ataque a su intimidad (a su "vida privada", ha declarado el delegado del Gobierno), sino de un linchamiento político, que no ha dudado en tildar de "bajeza". La cosa carecería de importancia si don Carlos se hubiese disculpado, en lugar de calificar a los testigos como gente baja y artera. Pero como don Carlos se ha puesto en plan gobernador civil, igual el asunto pasa a mayores y la compra del CD se convierte en una cuestión de Estado.

¿En qué momento decidió don Carlos que su vida privada no guarda relación alguna con su cargo público? Hay por ahí un youtuber, de nombre GranBomba, que se muestra algo sorprendido porque un señor le ha dado un bofetón (sin mayor entusiasmo, a mi juicio), después de que GranBomba le llamara "cara anchoa". Al parecer, el joven GranBomba no es capaz de adivinar el vínculo entre su insulto y la castaña recibida, de ahí que esté meditando denunciar a su agresor. De forma parecida, el señor Urquijo no parece entender que si a uno lo pillan comprando en el top manta, no puede echarnos la bronca a los demás por cotillas y demagogos. Obviamente, con esto no se apela a una vaga ejemplaridad del cargo público, de difícil cumplimiento. Se apela, por contra, a un principio básico de la realidad, cual es el de causa-efecto (o el de acción-reacción, si lo prefieren), que en el caso de GranBomba se manifiesta en forma de bofetada, y en el del señor Urquijo, al modo de noticia pintoresca. Que el señor Urquijo sea, además, delegado del Gobierno, no hace sino agravar la incomodidad de su postura, pues nadie ignora que el Urquijo delegado no puede felicitarse por lo que hace su álter ego, el ciudadano Carlos. Queda por determinar, aun así, quién de los dos debe excusarse; lo que parece claro es que de esta escisión público/privada del señor Urquijo no puede derivarse una denuncia de los denunciantes.

No hace mucho, señalábamos aquí la extraña bilocación del señor Garzón, que se manifestaba contra el parlamentarismo, amparado en su respetable condición de parlamentario. No podemos descartar, por iguales motivos, que el delegado Urquijo repruebe la conducta de su homónimo particular, que se ha revelado como un modesto aficionado a la música.

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