Ahora que todos andamos ya en chanclas, de ida o de vuelta, pero en chanclas, aparece como tema recurrente los destinos y viajes de estos días; la valoración de los ya disfrutados o la expectación por los elegidos y a punto de recorrer. Opciones, muchas, dentro de las posibilidades de cada uno, claro. Y en esto de las posibilidades, toman un gran protagonismo las opciones del low cost, lo barato o la gratuidad. Lo del intercambio de alojamientos se ha profesionalizado. Internet y distintos portales han hecho mucho por ello.

Se cambia apartamento en La Antilla por dúplex en Nantes, loft en Bilbao por casa rural en la Toscana. Quien lo experimenta, lo cuenta de mil maneras. Un gran acierto o un timazo; que con lo apañado que tenemos nuestra morada y el cuchitril en el que nos metimos, o el tino al intercambiar nuestra casita made in Ikea por el casoplón en el que nos instalamos en la Provenza. Esto es la versión pulida gracias a internet, del toma las llaves de siempre.

Padres y abuelos aparte, esos que nos recogen y nos acogen sin el merecido agradecimiento, de toda la vida se tira de aquel colega que andaba por Castellón, del compañero del colegio mayor que era de Galicia y del amigo de la amiga que tenía una masía cerca de la costa catalana. Son nuestros dignos destinos low cost. Sin el nuevo negocio del intercambio vía redes, tirar de conocidos, familiares de familiares y amigos de amigos a la hora de elegir una opción de destino ha estado presente siempre. Y en ésto, los hay hospitalarios de verdad, que acogen o ceden espacios de manera sincera, también aquellos que se arrepienten de ofrecimientos que solo fueron una frase hecha y que de repente se ven invadidos, o con urticaria al pensar que hay alguien durmiendo en sus sábanas, y usando la vajilla que llegó de la lista de bodas. Enfrente, jetas tiesos que pretenden alojarse de gorra o dignos extremos a los que no les convence la idea de meterse de prestado en casa de nadie. Ahora, al haberse institucionalizado, parece que goza de un punto más refinado.

Que todas las opciones son válidas, que cada uno se las apaña para encontrar el mejor plan y todo vale si, en esos días que nos regala el calendario, podemos cambiar de entorno y volver con nuevas vistas catadas. Aprovechen sus posibilidades, todas. Expriman estos días y disfruten de su opción, idear e imaginar el destino perfecto seguirá siendo siempre un gran plan de futuro.

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