Viejas realidades, nuevos prejuicios, amigas con situaciones dispares, mi madre y mis hijas me llevan hoy a la calle. Yo voy. Voy porque sigue siendo una realidad que las tareas de los cuidados siguen ocupadas por las mismas y los cargos directivos por los mismos. Porque las medias jornadas y la economía sumergida sigue siendo más nuestro, porque las brechas en salarios y pensiones están ahí, y no de nuestra parte. Voy, porque nuestra manera de percibir la sexualidad sigue teniendo que estar amparada por determinados cánones, para estar libre de condena social. Por golfa, por malamadre, por menopaúsica histérica, por lo mal que envejecemos. Porque todo eso es real, hoy voy.

Esta semana leía que el machista recalcitrante ha vuelto, y pretende ponerse de moda; de ahí, que volvamos a toparnos con el día internacional del varón, con el continuo cuestionamiento del número de muertas y las réplicas en base al porcentaje de denuncias falsas. Hasta críticas a la estética hemos leído. Por otro lado, sin tener que leerlo constato cómo el término, cómo el feminismo vuelve a generar unos prejuicios que, erróneamente, muchas mujeres de mi generación dimos por superado. El regenerado rechazo al término entra en confrontación para mí con aquellos trabajos de la lejana EGB sobre feminismo, con las reuniones y debates de mi madre y amigas, mujeres valientes, independientes, trabajadoras y luchadoras que me llevan hoy a la calle, y con las que coincidiré, seguro.

Hoy estaré con ellas y con las del feminismo de la igualdad, de la diferencia, con las ecofeministas, las del feminismo socialista, liberal o radical. Me da igual, somos nosotras, cabemos todas, uniendo nuestras voces, haciéndonos visibles. Porque percibo gran interés en imponer debates absurdos que ponen el foco en lo que nunca debió estar. Porque siento tan obvio que, en lo importante y trascendente hay que estar juntos, que no concibo algunas posturas. Lo que es un problema de todos, necesita los esfuerzos, los gestos y las voces de todos. Sin embargo, hay quien critica leyes o anteproyectos, la efectividad de unas y las formas de las otras, pero lo cierto es que cuando llegan al poder, jamás lo abordan, no estamos entre sus prioridades. Y así pueden seguir discutiendo la efectividad de la Ley de Violencia, las cuotas, la Libertad Sexual, lo acertado o no del lema pero dejemos eso para algunas amazónicas y los otros y, no perdamos de vista nuestra lucha, lo presente de la misma. Compartamos calle con las que nos precedieron y con las que no seguirán. Todas a una, por todas.

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