Soy de bufanda, pañuelos y sucedáneos. Paso frío en el cuello, me siento desabrigada si lo llevo a la intemperie. Si, necesito sentir arropada esa zona, o vivo con angustia por la convicción de que el frío ahí dirigido tendrá su efecto pernicioso sobre mi salud. No, no piensen en hipocondría, es una teoría empírica.

No tengo muy claro cuándo exactamente se activa esa especie de termostato vital y hace que de repente desaparezcan todas las posibles causas capaces de justificar mínimamente el pasar frío. Que es cuestión de edad, parece claro. Que soy incapaz de concretar en qué momento aparece, también. ¡Que nos hacemos mayores, vamos! Que en estos días una no pueda evitar que el primer pensamiento que irrumpa en nuestra mente cuando nos cruzamos con las y los de los tobillitos al aire, sea el protagonismo y lo necesario de unos buenos calcetines, lo confirma. Si a ello le sumas expresiones como, hay que ver estas modas, vaya moda o similares. Lo tengo claro, no hay vuelta atrás, de repente estamos mayores.

Por si siguen necesitando elementos que le lleven a aceptar que el tiempo pasa, les presto alguno más. Si son de remeter la camiseta interior -que haberla, hayla- dentro del pantalón, vuelven a tener otro ejemplo gráfico más. Si frente a eso, le sale esa cara de pavor, y tienen que buscar un punto de contención para no pegarle un tirón del top a esas criaturas de riñones al aire, me temo que es definitivo, está mayor.

Y si aún siguen esperanzados en que no es su caso, en que no pueden auto diagnosticarse de personas mayores, ahí va otro. Si al entrar en un bar, tienen la recurrente sensación de lo alta que está la música, si se preguntan cómo es posible que el pinchadiscos o el Dj haya llegado a la errónea conclusión, pese a no ver a nadie bailando, de que ese era el volumen acertado, están mayores. Si no encuentran justificación a ese tono, ahí lo tienen. Si yo, y algunos de ustedes, con la vida que tenemos, con el poco tiempo de ocio, de alterne del que disponemos, lo que necesitamos es una charla sosegada, ponernos al día, hablar del flamante Delegado del Gobierno, dar un repaso a los nuevos delegados territoriales, y el momento álgido llega de la mano de la convocatoria de elecciones, no lo duden. Si con esto sienten ese impulsivo irrefrenable de bajar el volumen, usted se ha convertido -sin darse cuenta, lo sé- en una persona mayor.

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