Arranca un año más el periodo de escolarización. Desde mañana -aunque oficialmente se puede hacer desde el viernes- miles de familias entran en esa fase de incertidumbre sobre dónde matricular a sus hijos, un proceso que genera cierto nivel de nerviosismo, sobre todo entre quienes se enfrentan por primera vez a esta situación. Hay nuevo gobierno en Andalucía, pero eso no significa cambios inmediatos, ya que apenas ha habido tiempo para modificar la normativa y habrá que esperar al curso que viene para ver si el Ejecutivo de Juanma Moreno apuesta por algo diferente a lo que ya había. En cualquier caso, los problemas son los mismos, es decir, más oferta que demanda, ya que la natalidad sigue pasando factura cada año a Andalucía en general y a la provincia de Córdoba en particular.

Pero mientras llegaba o no ese 1 de marzo intenso para los colegios y las familias, la Consejería de Educación que dirige Javier Imbroda ha hecho pública la oferta de empleo para maestros de este ejercicio, unas pruebas que tendrán lugar en junio y que suman 3.800 plazas, una cifra que los sindicatos ya han valorado como un "recorte" respecto a lo previsto y con las que no se cubre la tasa de reposición. No es un buen comienzo para la nueva Junta, que tendrá que ponerse las pilas para cumplir todo lo que durante tantos años ha clamado desde la oposición. En cualquier caso, no me cansaré de repetir que el diagnóstico sobre la educación pública está hecho desde hace tiempo y que lo que se necesitan son medidas para mejorarla. En primer lugar, las políticas de natalidad tienen que cambiar, porque la tendencia empieza a tomar tintes alarmantes. Y eso no es sólo un problema de un área concreta, sino que requiere de soluciones transversales que se adopten de manera conjunta en todas las administraciones, desde la europea hasta la local.

En segundo término, el papel de las familias tiene que ser mucho más activo. Cierto es que se han encontrado con representantes -en federaciones y otros colectivos- que han jugado más a la política y a ejercer de palmeros de los partidos que a buscar soluciones, por lo que la manera hacer llegar las inquietudes de las madres y padres hasta los responsables educativos tendrá que tomar un nuevo rumbo.

Y en tercer lugar, la actuación de la Administración tiene que mejorar. A nadie escapa que las delegaciones de la Junta de Andalucía en las provincias de la región -en Educación sobre todo- han ido heredando unos hábitos realmente incomprensibles, más pendientes de otras cuestiones que de los que pasa en las aulas, con escasa atención a las infraestructuras y a las necesidades de los docentes. Relajados en su zona de confort, se han dedicado más a no molestar a sus jefes que a preocuparse por una enseñanza de calidad propia del siglo XXI. Y en esas estamos, con las mismas quejas y demandas que el curso pasado, y que el anterior o el anterior del anterior. Hasta que llegue el día que empiecen a tomárselo en serio. Pues que sea pronto. Falta hace.

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