Mensaje en la botella

Tiempo de preocupaciones

Es mucho lo que nos jugamos ante el desgobierno y la holgazonería de los políticos

Se consumó lo que ya muchos venían preconizando y habrá que repetir las elecciones. En estos últimos días he leído y escuchado atentamente numerosos mensajes, casi todos en la misma dirección, diciendo que otros comicios generales son un fracaso de la democracia que la ciudadanía no merece. Creo que coincidimos todos, a excepción de nuestros inútiles líderes políticos, que tratan de culpar al contrario mientras ellos siguen a lo suyo. Como resumen a todo lo dicho les recomiendo la columna que en este mismo periódico publicó hace unos días el gran Manolo Barea, titulada Que vote Perry, y que muestra el nivel de cabreo del personal sobre lo que está sucediendo en este país.

El mío -mi cabreo- se ha acentuado aún más cuando recientemente escuché a uno de esos gurús de la política y de las encuestas decir -en un conversación privada, eso sí- que gran parte de lo ocurrido es consecuencia de la gran participación que hubo en la convocatoria de abril y que, por tanto, los grandes partidos vieron cómo se disgregaba el voto y el reparto de escaños en el Congreso, ya que los sondeos se realizan en base a una abstención determinada que no se dio porque fue mucha gente a votar. En fin, el susodicho vino a decir que la culpa es nuestra y que ahora tenemos que aguantar el chaparrón.

Va a costar lo suyo motivar al ciudadano a que acuda a los colegios electorales el próximo 10 de noviembre, pero visto lo visto, ¿qué hacemos? Quedarnos en casa y resignarnos puede ser casi peor que respaldar a cualquiera de las candidaturas de los desvergonzados que tengan el valor de repetir en las listas, porque bien harían los que ahora están cómodamente sentados en las Cortes en irse a su casa.

Si somos un poco reflexivos, es mucho lo que nos jugamos ante el desgobierno y la holgazanería de los partidos que estamos sufriendo en la actualidad. En primer lugar, no hay Presupuestos Generales del Estado y, por tanto, peligran las transferencias a las comunidades para servicios tan básicos como la sanidad o la educación, entre otras.

De otro lado, esta precampaña electoral arranca cuando los ayuntamientos apenas han cumplido cien días de gestión y corremos el riesgo de que por interés meramente partidista, aquellos gobiernos locales de coalición se deterioren más de lo necesario. Y pongo ejemplos. En esta Córdoba nuestra son muchos los municipios que preparan su proyecto de ordenanzas -lo que usted y yo pagaremos en impuestos el año que viene- y no es descabellado que, ante la campaña y los posteriores pactos, haya quien se ponga de perfil porque así se lo ordenen desde Madrid y alargue los debates.

Lo dicho, votar ahora no es plato de buen gusto, pero es posible que no hacerlo resulte aún más peligroso. Ya que ellos- los políticos- no se preocupan por este país, tendremos que hacerlo nosotros. Qué remedio.

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