Reloj de sol

Joaquín Pérez Azaústre

'The DarkKnight'

Batman. The Dark Knight, no es únicamente el cómic que ha sembrado la película de un poso de dura oscuridad. Batman. The Dark Knight, El Caballero Oscuro o El Señor de la Noche, como se tradujo en España, es la obra maestra del escritor y dibujante Frank Miller y también la primera piedra de toque del cómic de superhéroes como novela gráfica en España. Antes, también de manos de Miller, habíamos asistido no sólo a Batman. Year One, una vuelta al origen con ese preciosismo de cine de años treinta, humano y lírico, sino también a Daredevil Born Again, que son anticipaciones del potencial de Miller como novelista encubierto en el dibujo, consumado después en el serial Sin City, y también una suerte nueva de catarsis que vino a redefinir al personaje. Porque, tras la primera película de Burton, con su escenografía de un gótico subido a futurista, comenzó a fraguarse en EEUU la tendencia psiquiátrica de que Batman estaba tan loco como El Joker, su enemigo tremendo y vitalicio, el payaso sangriento, que en aquella versión encarnara Jack Nicholson con locura genial, pero con la ventaja añadida de que ni Michael Keaton era un actor ideal para Bruce Wayne ni a Burton le interesó jamás la pasión Batman, ni apreció nunca al personaje ni lo había leído antes, y por eso se inventó una costra de héroe, una armadura obtusa y torpe, porque sólo ridiculizando al héroe Batman podría conseguir elevar al villano como protagonista indiscutible. El Joker sí era un personaje a la medida de Burton, que siempre ha disfrutado de sus criaturas a medias entre el esperpento y lo patético, como Eduardo Manostijeras o Bitelchus. Con Batman, en cambio, Tim Burton no supo qué hacer, y por eso lo convirtió también en una caricatura de sí mismo, y puso su talento sobre El Joker.

Batman. The Dark Knight, el cómic, es una elegía crepuscular. Comienza con un Bruce Wayne de cincuenta años, retirado de todo y asqueado de una sociedad que no recuerda el tiempo de esplendor, un escenario afín a la primera entrega de Mad Max. El trazo del dibujo, como el estado de ánimo del protagonista, es deshilachado, basto, abrupto. Sin embargo, Bruce Wayne volverá a colgarse la capa del murciélago, no tan atlético como veinte años atrás pero sí más maduro y más sabio, y será entonces, también, cuando el trazo se irá redefiniendo, yendo hacia la luz de un delineamiento que recuerda a la época de oro de los héroes. La película, que se acaba de estrenar en EEUU, aunque toma su título, está alejada de este argumento, pero nos muestra la última interpretación, como nuevo Joker, del anterior vaquero Heath Ledger, que murió por exceso de una fragilidad sensible. Sólo queda esperar que el título haga honor a la categoría del cómic.

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