La pandemia por la Covid-19 lleva camino de tener un impacto global inédito en la salud mundial y en la economía global y está suponiendo un desafío de magnitudes inéditas. Hasta que no se pueda disponer de un tratamiento capaz de curar o una vacuna capaz de prevenir la enfermedad, la pandemia va a estar presente en nuestras vidas golpeando la salud de todos, pero también la economía y el empleo.

El reto es impresionante y la única forma de minimizar las consecuencias de esta pandemia requiere, por una parte, una actuación coordinada con la OMS, con la UE y de las Comunidades Autónomas con el Gobierno central y, por otra, generar consenso técnico contando en todo momento con la aportación de grupos de expertos que hagan recomendaciones explícitas y transparentes a los poderes públicos para que sean consideradas en la toma de decisiones.

En España ambos elementos tienen áreas de mejora a desarrollar porque, ni la coordinación institucional de las respuestas ha sido la óptima hasta ahora, ni la aportación de los expertos está canalizada adecuadamente con criterios propios de un país democrático. Como toda gestión pública, hay muchos aspectos positivos en relación a las decisiones adoptadas en cada territorio; pero, en general, las carencias señaladas en esas áreas de mejora son evidentes y requieren, en mi opinión, un golpe de timón para corregir el rumbo.

Evitar y prevenir los contagios es una responsabilidad de todos: en primer lugar, de la población. De cada uno de nosotros. Pero dicho esto, las medidas de anticipación para una prevención eficaz corresponden a las instituciones y deben ser coordinadas para ser eficaces.

La vuelta a las aulas, la organización y gestión de la vacunación de la gripe estacional, la organización de la prevención de los contagios en las residencias de personas mayores, la preparación de la vacunación frente a la Covid-19 si disponemos de vacuna en un futuro inmediato, la reparación de los daños colaterales sufridos en la atención a los pacientes con otras enfermedades diferentes a la Covid-19 o el apoyo emocional y material a los profesionales sanitarios, requieren consenso técnico, consenso político y coordinación institucional.

España ha perdido el control de la pandemia en las últimas semanas tras el final del estado de alarma y ello ha condicionado un mal resultado en el turismo. Es urgente recuperar dicho control para no llegar tarde y mal a la gestión de los temas pendientes y, en especial, para evitar que la vuelta a las aulas se convierta en una oportunidad para que el coronavirus tenga una mayor difusión en la comunidad y nos lleve de nuevo a las situaciones vividas en los peores momentos. Por eso, aunque seguramente serán necesarias otras más, bienvenidas las medidas aprobadas ayer en el Consejo Interterritorial.

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