La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Susana y Pedro: sin novedad

Susana exigió a Pedro la no intervención en "su" PSOE andaluz y sigue creyendo que su liderazgo equivoca el camino

No hay tregua, sino disimulo. No ha habido deshielo, sino guarda compartida de las apariencias. Las relaciones entre Pedro Sánchez y Susana Díaz quedaron establecidas aquel domingo de mayo de 2017 en el que el primero derrotó muy ampliamente a la segunda en su lucha por el liderazgo del PSOE, y así se han quedado.

Han ido cicatrizando las heridas entre Pedro y los barones que lo echaron de la Secretaría General socialista hasta que los militantes los desautorizaron y lo repusieron a él en el cargo. Prácticamente con todos. Excepto con Susana, la más poderosa, la única con una ambición comparable a la suya, la que le disputó las primarias convencida de ganarle y se pegó la hostia -la expresión fue suya- más insólita desde los tiempos de Almunia frente a Borrell.

La cara de Susana Díaz durante la intervención de Pedro Sánchez en el Foro Joly de este martes y la actitud defensiva, como de quien se sabe en territorio hostil, de Pedro Sánchez lo dicen casi todo sobre sus (no) relaciones. El resto lo dijo, sin palabras, la propia Susana al no movilizar hasta última hora a los militantes sevillanos para la asamblea vespertina con su legítimo dirigente nacional, y, con palabras, haciendo declaraciones a su llegada a un Foro en el que el único protagonista debía ser el secretario general. Minutos antes de reunirse los dos un rato para simular que se reconocen, respetan y han enterrado el hacha de guerra por el bien del PSOE.

Naturalmente, dos no se pelean si uno no quiere. En este caso, los dos han querido la bronca y la responsabilidad por su prolongación es común. Pero a Susana hay que atribuirle un plus de culpabilidad. Porque la misma noche que perdió las primarias le exigió al vencedor que no interviniera en el PSOE andaluz como condición para que ella respetara su liderazgo y desde entonces ha ubicado a su propia baronía como territorio exento del control federal. Y, sobre todo, porque ella sigue pensando, contra la mayoría de la militancia socialista, que por su relativismo ideológico, sus coqueteos con el nacionalismo rico, su mirada intermitente en dirección a Podemos, su apartamiento de Ciudadanos -estrecho aliado en 2016 para la temeraria investidura, y derecha irrecuperable ahora- y su alienación de las clases medias urbanas que hacen ganar o perder elecciones en un país como el nuestro, Pedro Sánchez lleva al PSOE por el camino equivocado.

Yo sospecho lo mismo que Susana.

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