La gota de cera

Jesús / Cabrera / Jcabrera@ Eldiadecordoba.com

Solidaridad cofrade

EL concierto que hay esta mañana en el patio del Colegio Salesianos es algo más que un certamen en el que se reúnen los aficionados a las marchas para escuchar los últimos malabarismos sonoros de la agrupación musical o de la banda de cornetas y tambores de turno. Este acto de hoy, cuya génesis partió de la hermandad de la Esperanza, está organizado con el corazón de quienes en él participan.

La situación que atraviesa en la actualidad la cofradía de la Borriquita -en lo que por respeto no hay que meter los dedos- ha sido el detonante para demostrar la hermandad existente entre las cofradías cordobesas que hacen honor a su nombre.

Si una corporación nazarena no hace lo que sea para echar una mano a quien lo necesita, qué razón de ser tiene que su estación de penitencia sea cada año más lujosa o que el comportamiento de sus nazarenos sea ejemplar. Pura coreografía en la vía pública. Ausencia preocupante de los más nobles sentimientos.

La unión de las formaciones musicales cordobesas para ayudar a la Borriquita es un ejemplo que debe ser más común aún y desterrar de una vez los comportamientos impropios de una entidad religiosa con intrigas palaciegas y oscuros movimientos torticeros más propios de otros colectivos a los que se critican desde los púlpitos.

Los cofrades cordobeses han dado sobradas muestras de solidaridad con quien lo necesita, sin alharacas, sin grandilocuencias, sin protagonismos. En este caso de la Borriquita se ha buscado más la eficacia -que es lo que importa- que el relumbrón de una acción ejemplar a la que hay que desear el mejor de los éxitos.

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