La pica en flandes

Francisco J. Domínguez

Santiago Muñoz

A veces la tierra es tacaña con los suyos. No se trata de recordar el tópico de los profetas en la tierra, de los que regresan cargados de méritos y pocos saben reconocerlos. El asunto que nos ocupa no es sino un reconocimiento más que justo, una cuestión necesaria y cierta. Santiago Muñoz Machado, catedrático de Derecho Administrativo de la Complutense, opta al sillón 'Z' de la Real Academia de la Lengua (RAE) en la semana que comienza mañana y todos los cordobeses y, sobre todo, los pozoalbenses debemos empujar con todas nuestras fuerzas para que sea el elegido en esta carrera. Sustituiría al gran Francisco Ayala en el puesto y reverdecería los méritos que merece Andalucía desde que falleció Carlos Castilla del Pino. Que Santiago Muñoz Machado sea elegido el próximo día 7 académico de la lengua sería un notición para la Córdoba que quiere ser Capital cultural europea, para la Córdoba que celebra el año de recuerdo a Góngora, ese gran escultor de la palabra. Pero Córdoba, más madrastra que madre siempre, no ha reconocido aún lo que se juega uno de los hijos de su provincia el próximo jueves, de ahí la necesidad que tenemos de reivindicar junto a Santiago un sitio que merece él primero y luego esta tierra para formalizar su presencia en una institución a la que Córdoba y Andalucía siempre aportaron nombres de lustre.

He hablado poco con Santiago Muñoz, le conozco lo justo. Su presencia me llega más por mi padre y la amistad eterna que siente por él que por mi contacto con un hombre de una altura intelectual privilegiada, de una pasión por su tierra y su cultura digna de elogio. Pero voy más allá, Muñoz ha sido impulsor y responsable de que algunas de las mejores plumas de la Historia, el Derecho y la Literatura hayan pasado por Pozoblanco en las jornadas de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno, es imprescindible en cualquier bibliografía de Historia de las Instituciones, del Derecho, de la Economía y de la elite cultural. Muñoz Machado, hijo del que quizá fuera el mejor alcalde que Pozoblanco ha tenido nunca, es un intelectual a la vieja y nueva usanza, y la vez una persona decisiva en el proceso de la redacción de la Constitución que ha dado a España el proceso de estabilidad política más importante de la historia. Por eso merece la atención de su pueblo y de Córdoba, por eso deseo que sea académico, porque se debe hacer justicia y reconocer a quienes no tienen horas para la cultura, para labrar un futuro más justo desde el conocimiento y desde la profundidad que da una vasta trayectoria. No es ésta una columna para agradar, sino una opinión de demanda hacia quien se escapa de la triste mediocridad imperante, de reivindicación de una figura que pasa desapercibida para el gran público pero que debería ser parte de nuestro orgullo. Ojalá el jueves tengamos un motivo más para luchar por nuestra apuesta del 2016, ojalá Santiago nos defienda desde la Academia.

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