Sánchez en su laberinto

Si no consigue aprobar los PGE, puede convocar elecciones de inmediato o no. O primavera u otoño

Ya quisieran los nacionalistas no dejar caer a Sánchez. Viendo lo que viene desde Andalucía, si pierden el chollo del presidente agradaor, serían torpes y se torpedearían en la línea de flotación; pero no sé si el juicio al procés les dejará mucho margen. Sánchez hará lo que haga falta por su resistencia. Los magníficos augurios de Tezanos no le convencen para convocar elecciones motu proprio, ni loco.

Si encuentran un resquicio, habrá presupuestos. Ésa es mi apuesta, por amor al riesgo, doble o nada. Que hasta el último segundo puede pasar cualquier cosa, como dice la ministra Celaá. Aunque yo no debería venir aquí a hacer apuestas, sino a hablar de lo que se sabe.

Sé que la situación de Sánchez es más delicada de lo que él sabe, encantado consigo mismo. Está en un jardín de senderos que se bifurcan y se bifurcan de nuevo. Primero, los nacionalistas pueden apoyarle los presupuestos o no. En el primer caso, si le apoyan, quedará claro que ha cedido todo lo que podía (y más) y entonces tendrá que enfrentarse a unas elecciones municipales y europeas que pueden significar una catástrofe histórica para el PSOE. Sin esas elecciones tan inoportunas, él podría echarle el rostro que le caracteriza. Pero tras el probable varapalo de mayo, o sea, en nada, tendrá que decidir si echarse aún más en brazos de los nacionalistas con buena parte de la nación en contra, o convocar unas elecciones retrospectivas, ya previamente derrotado.

Si no consigue aprobar los presupuestos, puede convocar elecciones de inmediato o no. O primavera u otoño. En el primer caso, dará la impresión de que va a las urnas tal y como ahorcan: a la fuerza. En cambio, tendrá el apoyo (por interés) de todos los socialistas que se la juegan en mayo y que probablemente se desentenderían de su suerte después, si ya hubiesen perdido sus opciones locales o autonómicas. En política, hay que guardarse sobre todo de los correligionarios: ponerse su elección antes es una sagaz medida de seguridad. En el segundo caso, prorrogando los presupuestos de Rajoy, se encontrará con las inaplazables elecciones de mayo. Pero allí podría vender que no se vendió a los nacionalistas.

No sé qué decisión tomará. Yo apuesto, ya digo, por el pacto inextremis con los nacionalistas y que en mayo el palo se lo lleve el PSOE, pero no todo depende de Sánchez. Quizá Puigdemont desde Waterloo tenga otra estrategia. Hagan juego, señores.

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