Cambio de sentido

San patrás

Cada año muere más gente en el tajo. Hay quien pone perejil a San Pancracio y quien pone una vela a San Patrás

En aquel tiempo, allá en el pueblo, a veces se levantaba un aire que traía el olor a quemado, o un nublo negro sajaba con su sombra la cantera, o una explosión a lo lejos, o un grito inaudible, tensaba la cadena que amarra al perro Cerbero. De pronto podía sentirse algo terrible en el ambiente, el sonido histérico y capitalino de las sirenas, y no hacía falta explicar más: había vuelto a suceder, pronto traerían a un hombre muerto. Eran los años 80, y cada cuanto pasaba una desgracia -que no tragedia; la tragedia es cosa de nobles, ellos eran obreros de la conservera, gañanes, canteros, albañiles, camioneros…-. Allí y entonces, estos accidentes parecían un sino inevitable más que casos sangrantes de inseguridad y precariedad laboral.

Penélope que a nadie espera, la vecina -jovencísima, enlutada- bordaba por la noche para la calle. A la mañana siguiente, la necesidad le había deshecho la labor, el bastidor tenía un tapiz nuevo, había que volver a comenzar. Su marido murió en domingo, echando negras horas en negro. La viuda no tuvo derecho a pensión. El chacho Manuel tuvo más suerte. Al enchufar la bomba de trasiego en la almazara, la explosión se oyó en el pueblo entero; pero él no murió, como su compañero, o como aquel que ardió en el fuego interior del alperujo; sólo estuvo un año en la unidad de quemados del Virgen del Rocío, y por animarle le decíamos: "¡Qué estirado te están dejando, chacho!". El día de la Lotería se mató con el camión el padre de Maricarmen. En el patio del colegio, los niñitos llorábamos aterrados junto a la amiga desolada. "¡Ay, qué lotería!", gritaban las vecinas, como si la muerte una vez más fuera sólo fuerza del destino.

Pues no: la siniestralidad en el trabajo puede prevenirse, evitarse, dejarse a cero. Escucho las noticias: "Muere en Sevilla un vigilante de seguridad". "Málaga: tres heridos en un accidente laboral". "54 trabajadores mueren en el tajo en Andalucía hasta junio". "Sevilla registra 61 accidentes laborales al día". Cada año muere más gente buscándose la vida. De enero a abril, han muerto en accidente laboral 202 personas. Leo que Andalucía tiene el deshonor de liderar este ranking. A años luz de la cacareada siniestralidad cero, hay quien pone perejil a San Pancracio, mientras que quienes consienten esta situación ponen una vela a San Patrás. Los muertos en el tajo nos devuelven a aquel tiempo de dumpers de día, de perros uluantes de noche, de otro entierro mañana de un obrero o una joven jornalera.

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