Rojas 'El Calmo'

Lo del cogobierno y los niños parece ya una relación fátidica en la que cuando no es la lluvia es el seguro

Antonio Rojas, concejal socialista capitalino, me cuentan que es conocido en su entorno como Junior, pero a este ritmo puede que acabe siendo conocido como Antonio Rojas El Calmo. Porque calma, relajada, nacida del plácido reposo, está siendo su política a la hora de afrontar el aplazamiento de los Juegos Municipales, que este fin de semana ha dejado a miles de niños y jóvenes sin las competiciones que llevaban meses preparando. El edil compareció el sábado y analizó el asunto, pero de sus palabras lo único que se concluyó es que igual se solventa el problema en breve o igual para el entierro de la sardina o para Corpus, cualquiera sabe. No dio sin embargo el concejal síntomas de entender la dimensión del problema ni de apercibirse de que cuando en política se habla de niños frustrados y de padres cabreados han de encenderse todas las alarmas y no puede andarse uno con mensajes ambiguos. También sorprendió que dijese con toda la parsimonia y pachorra del mundo que el asunto del seguro no suscrito al que obliga la ley, y que es el que ha provocado el aplazamiento por el plante de los clubes, se conocía desde mayo sin que la burocracia del Imdeco haya tenido en estos meses la buena ventura de buscarle solución. Se desprende al cabo de todo esto que la política deportiva la minusvaloran hasta sus promotores, y eso parece lógico en una ciudad donde la gestión de este ámbito, vital no sólo para la salud pública sino también para muchos otros aspectos, lleva años sumida en la desgana, en un dejarse llevar por los caminos trillados sin preocuparse de los avances que se están produciendo no ya en remotas urbes sino en ayuntamientos de nuestra provincia. Tal como está la cosa, no parece realista pedirle a Rojas, cuya vinculación previa y reflexiones en torno al deporte desconozco, que afronte el problema en su raíz, pero sí resulta lógico exigirle que salga de la pachorra para que los chicos empiecen ya sus competiciones. Y también a la alcaldesa debería preocuparle el asunto, pues lo del cogobierno y los niños comienza a tornarse una relación fatídica en la que cuando no es la lluvia es el seguro y cuando no es el seguro es la lluvia. En la ciudad amable que ella propugna no deberían ocurrir cosas así. Que espabile pues El Calmo que ya mismo andamos en Navidad.

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