Cambio de sentido

Robots

Es una pena que el vate Cabaliere al final no sea un 'bot'; hubiera hecho realidad la fantasía de Antonio Machado

Que no se entere mi jefe: el periódico británico The Guardian ha publicado hace pocos días una columna de opinión escrita íntegramente por GPT-3, un programa capaz de generar textos por sí mismo. Para ello le han indexado millones de páginas web y libros, y nosecuántos mil millones de parámetros, vamos, que es capaz de echarle la pata al más leído de mis compañeros de página, y eso que la herramienta todavía está en fase Beta. En estos mismos días, en los que las carcomas del coronavirus o el cáncer siguen devorándose los cuerpos, en los que lo biológico, así en la Tierra como en Venus, sigue desgarrándonos y sorprendiéndonos en todo su misterio, las máquinas parecen tomar cada vez más terreno en cosas que hasta el momento eran exclusivamente humanas. Leo, atónita, que Espasa desmiente que el flamante ganador de su premio de poesía -que se hace llamar Rafael Cabaliere y no lo conocen en persona ni en su casa a la hora de comer, pero tiene en Instagram y Twitter una legión de seguidores- sea un robot, un bot, como dicen los modernos en su neolengua. El desmentido me fascina, porque da entrada a la posibilidad de que el autor no fuera un hombre de pecho melancólico y mohíno, sino una máquina capaz de escribir poesía, pésima, sí, pero rentable y a gusto de un público con problemas de comprensión lectora.

Es una lástima que el vate Cabaliere no sea finalmente un bot; hubiera hecho realidad la fantasía de Antonio Machado que, como saben, atribuyó a Jorge Meneses la invención de La máquina de trovar, un "aristón poético" con un teclado dividido en tres sectores: el positivo, el negativo y el hipotético. Metiéndole las instrucciones oportunas sobre los gustos y ánimo del auditorio, el aparato produciría "coplas mecánicas" ideales para el mismo. De este modo, Machado predijo las cookies, el "álgebra emotiva" de los algoritmos, los bots, los programas informáticos y hasta la poesía basura que en la actualidad se deglute por las redes. Todo ello sucede -concluye don Antonio- porque hay una crisis sentimental de causas muy complejas. Cuánta vigencia, la de Machado. Sucede que, al otro lado de la máquina -o de personas que actúan como si lo fueran- que escribe un artículo o un poema, también hay bots o gente que se les parece. Leo que una red de 672.000 bots operó en Facebook para manipular a la opinión pública española durante el confinamiento. Habremos de andar con los ojos bien abiertos, queridos humanos de carne y verso.

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