Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Robots

Servicios ya mecanizados han mandado a quienes los gestionaban antes a las filas del SAE o del Inem

Hago esta pregunta a catorce compañeros de la redacción: "¿Crees que en el futuro el trabajo que haces lo hará un robot?". No soy ningún experto en demoscopia, de hecho soy de los que piensan que los sondeos y las encuestas se hacen para decirle a quienes las encargan y las pagan lo que quieren que les digan. Elijo un número par de personas para darle una oportunidad al empate. Pero no: de los catorce colegas, nueve dicen que no y cinco que sí.

Según BBVA Research, el 36% del empleo en España corre un riesgo elevado de ser automatizado. El término "riesgo" no es mío, es de BBVA Research. Hay que aclararlo, porque algunos pueden pensar que el uso de esta palabra es una licencia del autor del artículo, que con ella opina sobre la robotización del trabajo como algo pernicioso para la estabilidad de los puestos de trabajo de muchos hombres y mujeres de carne y hueso. (Y por Dios que así lo cree. No es que arda en deseos de fundar un nuevo movimiento ludita. Pero a veces… Su primer -y probablemente único- objetivo sería Google.)

El debate es muy antiguo. Sin embargo, ese 36% induce a reflexionar. No es que se esté abriendo la tierra bajo nuestros pies y los cinco jinetes-robots del Apocalipsis hayan espoleado sus caballos contra el mercado laboral, pero hay que preguntarse por todos esos servicios -por ejemplo en el comercio, en la banca- que han sido mecanizados, prescindiendo así de las personas que antes los gestionaban y convirtiéndolas en otro número más del SAE o del Inem, organismos por cierto cuyos trabajadores también están señalados como perfectamente sustituibles por robots al dedicarse a "labores administrativas especializadas", según el estudio de BBVA Research. (Bien es cierto que más de un ciudadano ya se ha preguntado en más de una ocasión si no ha sido atendido por un humanoide en alguna que otra oficina de un organismo público al que no ha tenido más remedio que acudir acuciado por la burocracia.)

Aunque quizá los robots ya están aquí. O han estado desde siempre. ¿No somos nosotros mismos muchos días, más de los que quisiéramos, un puto robot? Programados, mecanizados, encendidos cada mañana y apagados cada noche, unas jornadas con la batería baja y otras cortocircuitados y otras con la placa base chamuscada, unos modelos más modernos que otros, algunos ya con unas cuantas reconversiones encima y con piezas de recambio y otros en fase de pruebas. Y desde luego todos, absolutamente todos, con la obsolescencia programada.

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