La vida vista

Félix Ruiz / Cardador /

Rey Heredia

CONTRA la espada y la pared se va a ver el equipo de gobierno municipal con la ocupación ilegal que bajo el nombre Acampada Dignidad se está desarrollando en el antiguo colegio Rey Heredia, en el Campo de la Verdad, con la intención de dotar de utilidad social y vecinal a este edificio público que andaba en desuso desde hace dos años. Si el PP no actúa, malo, porque alienta la ilegalidad; y si actúa, peor. O al revés, como quieran. Lo que sobrentiendo de las declaraciones del teniente de alcalde Miguel Ángel Torrico es que se va a intentar envolver las acciones de toda la legalidad posible, quitándole hierro político y dejándolo en un mero trámite administrativo, para intentar salir más o menos airosos, aunque si al final acaba el asunto en un desalojo policial por la fuerza la imagen será negativa para el Partido Popular, y ellos lo saben. Tampoco ayuda si se quiere seguir ese camino aséptico, por cierto, que el propio Torrico entrase al trapo en la brega política olvidando los deberes institucionales y en un arranque de carácter sugiriese a los acampados que se muden al C4, magnífico y cercano edificio que la Junta tiene vacío y sin proyecto, para hacer allí "un parque temático de la autogestión". Quizá esas declaraciones, hechas con intencionalidad y su pizca de pimienta y razón después de que la consejera de la Junta Elena Cortes apoyase la ocupación, se deberían haber lanzado desde la sede del partido y no desde Capitulares, pero ese es un defecto, el de no saber separar el trigo de la paja cuando la cosa se pone tensa, que cunde en la política actual. Parecería en todo caso que el PP es el único que se juega algo en este asunto, cuando el que se está convirtiendo en el sujeto activo de la ocupación del Rey Heredia es Izquierda Unida, partido que se ha dejado ver por allí con la presencia, nada menos, de los coordinadores provincial y local. El primero de ellos, Pedro García, es por cierto un cargo provincial de relevancia en la administración autonómica y no deja de ser reprobable que cargos públicos muestren su apoyo a acciones que contravienen las normas. La presencia de García y las declaraciones de Elena Cortés demuestran que a IU le cuesta un imperio hacer convivir sus responsabilidades institucionales en el gobierno autonómico y su obligación de hacer cumplir la ley incluso en tiempos aciagos y tensos con su tendencia a instalarse en posiciones escoradas. En todo caso, el Rey Heredia se ha convertido ya en un terreno de juego más del engranaje político, en buen modo por la estrategia de IU, y cualquier intención originaria de la acampada se desnaturaliza. Queda esperar que impere lo razonable y que no acabe todo como el rosario de la aurora. Pero supongo que es mucho esperar.

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