Rencor y chismes

No sólo el disco de Shakira, el príncipe Harry y el arzobispo Gänswein han escrito libros con el cuchillo de trinchar

Escribía ayer en estas páginas mi amigo Mikel Lejarza que todas las parejas están compuestas, como mínimo, por tres personas. Algunas de las más notables han convertido esa situación en leyenda. La última ha sido Shakira con Piqué. Pero tenemos ejemplos míticos, como el de Lady Di con aquella frase de fuego: "éramos tres en mi matrimonio, una multitud", señalando a Camila. La mala sombra de la actual reina de Inglaterra sigue vigente. El príncipe Harry ha publicado un libro escrito con un cuchillo de trinchar. Llama a Camila la otra mujer; la culpa de filtrar chismes familiares a los tabloides, para ganarse su favor, como una pelea con su hermano. Y acusa a la intrusa de meterse en la cama con el diablo, en alusión a su complicidad con la prensa amarilla británica.

En España, hemos llevado la pareja real de tres con más discreción, dada la simpatía que Juan Carlos I levantaba entre los españoles y la omertá de la prensa patria. Levantada la veda, el resultado ha sido parecido. El emérito se ha desprestigiado por sus affaires con mujeres y dinero. Nuestra Camila nacional se llamaba parecido, Corinna, e hizo de testaferro de una fortuna que al parecer decidió quedarse. Y empezó un culebrón de agentes secretos, policías tipo Torrente, denuncias y chismes. El rey quedó deshonrado y sin el dinero en litigio. Nuestros monarcas no son tan millonarios como los británicos, son clase media en su sector.

Otro trío peculiar es el formado por los papas Ratzinger y Bergoglio y el secretario del emérito, el guapo arzobispo alemán Georg Gänswein. En un libro escrito con florete, Gänswein se despacha contra el argentino, en lo que se supone una venganza muy vaticana. Y atribuye al difunto varias maldades contra su sustituto, como las dudas sobre el celibato sacerdotal, la comunión de divorciados vueltos a casar o la restricción de las misas por el rito antiguo. Francisco le ha contestado en una homilía que el chisme es un arma letal.

Sin necesidad de libros, con un par de fríos y lacónicos whatsapps Inés Arrimadas y Edmundo Bal han roto relaciones. Aquí el otro es el desamor del público, una multitud que ha abandonado a Ciudadanos, uno de los fraudes políticos de la democracia española. Venían a regenerar y moderar la política y para lo único que han servido es para apuntalar al PP cuando los votantes le retiraron su favor hace cuatro años en Madrid, Castilla y León o Murcia. Tienen la suerte que se merecen. En la refriega lo que no entiendo es cómo pudo Bal pensar que podía ser el jefe de un partido de guapos. Otra cosa no, pero los castings de Cs han sido impecables.

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