Veredas livianas

Noelia Santos

nsgemez@eldiadecordoba.com

Recuperar la ilusión

Al menos podremos agarrarnos a algo que no nos haga desfallecer en el intento de estar bien

Aparte de la vacuna contra el covid y la inversión en servicios públicos (sobre todo sanitarios) no hay nada ahora mismo que nos haga más falta que recuperar la ilusión. No es esto el anuncio de Campofrío, ni un cartel de Mr. Wonderful, solo es un resquicio a la esperanza en unos días sombríos que ni siquiera se iluminan con la bajada de la curva. No es que la situación ni nuestro estado de ánimo vayan a cambiar de un día para otro, pero al menos podremos agarrarnos a algo que no nos haga desfallecer en el intento de estar bien aunque sea un ratito.

Todo esto viene a raíz de la noticia que ayer nos dio el alcalde y que no es otra que la visita de Sus Majestades de Oriente a Córdoba subidos en globos aerostáticos. Debo decir que me quedé tocada cuando se anunció la suspensión de la Cabalgata porque íbamos a dejar de ver a esas representaciones tróspidas de personajes Disney (cómo olvidar a las marionetas gigantes de Buzz, Woody y Jessie) y esas peleas a paraguazos por los caramelos de Cajasur. No hablo de forma irónica, todo lo que rodea a la Navidad y en concreto a la Epifanía me hace especial ilusión.

Escuchar al alcalde decir que había llegado a un acuerdo con los Reyes Magos para que sobrevuelen la ciudad el próximo 5 de enero me hizo sonreír, como sonreír me hizo la noticia de que Melchor, Gaspar y Baltasar no van a tener que ser sometidos a controles fronterizos sean cuales sean las restricciones el próximo 6 de enero. Me hicieron sentir bien porque vi que no estaba todo perdido, que todavía hay sitio para mantener ese anhelo de cuando éramos chicos y nos costaba conciliar el sueño antes de la mañana de Reyes.

Se habla mucho estos días de lo egoístas que son aquellos que piden salvar la Navidad, pero no es cuestión de centrarse en el apartado económico, que tiene por encima la vida de cualquier persona. Se trata de no volvernos locos entre tanto ruido de vacunas y datos, de no perder la cabeza mientras estamos casi encerrados, de mantener la cordura mientras deseamos que esto se acabe de una vez. Es una cuestión personal y a la vez social, sobre todo familiar. Solo es un asunto de recuerdos, de revivir lo que nos hacía sentir bien, de sonreír mientras podamos. Solo hay que recuperar la ilusión, porque de lo contrario lo habremos perdido todo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios