Las tendillas

Ramiro García Vila

Rebajas, paro y penuria

COMO todos los años por estas fechas, llegó la época de las esperadas y populares Rebajas, que se prevé van a seguir activas, al menos durante algunos días más.

Sin embargo, este año son muy diferentes de otras de ediciones anteriores, según nos refieren responsables de diferentes establecimientos en los que se produce el fenómeno: Por una parte, la afluencia de clientes es sensiblemente menor. Según dichos responsables, el volumen de compras que se viene registrando no se corresponde, ni mucho menos -resulta sensiblemente menor- con el de afluencia de público. Es decir: se registra un importante porcentaje de clientes que acuden de visita a los establecimientos a ver los artículos, consultan sobre precios y, al final, se van sin efectuar compra alguna, pese a que son muchos los productos que se exhiben. Pero los bolsillos no dan más de sí: están tiesos.

En todo caso, las ventas acreditan, de manera clara, que las cantidades que se vienen gastando este año en las compras efectuadas con motivo de las Rebajas, están resultando ser notoriamente inferiores a las de otros años por las mismas fechas. Y todo ello, pese a que los responsables de los diferentes establecimientos han afinando los precios de los productos, rebajándolos, a veces, hasta en un setenta por ciento.

Es decir: De los nefastos efectos de la crisis económica, parece que no se libra ni siquiera el mercado de los pobre: las Rebajas.

El dato no está exento de relevancia: es fiel reflejo de que son muchas las familias que lo están pasando tan mal que carecen de medios económicos para adquirir lo más elemental. Esperan, como agua del cielo, la época de Rebajas para proveerse de prendas de vestir que la familia necesita de manera inaplazable. Y, si llegado el momento, no existe posibilidad económica de adquirir lo más imprescindible, ello supone una situación traumática en la familia que, en todo caso, evidencia una situación económica crítica de consecuencias imprevisibles.

Afortunadamente, noticias de esta misma semana parecen indicar que los datos del empleo están resultando esperanzadores. Como mínimo, en Córdoba parece que no aumenta el desempleo. Incluso ha experimentado una leve disminución. No está mal. Y hay que celebrarlo. Pero los poderes públicos tienen que dedicar atención prioritaria a la eliminación radical de esta terrible lacra en todo lo posible. Fundamentalmente mediante la creación de empleo. Con independencia de otras medidas que puedan contribuir a remediar la crisis económica, no cabe la menor duda que, mediante la creación de empleo, al menos las Rebajas volverán a alcanzar el nivel del que siempre dispusieron y los trabajadores volverán a disponer de los medios necesarios para proveerse de lo imprescindible.

Por el contrario, del desempleo, solo cabe esperar una alta e insufrible dosis penuria.

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