Hoy he vuelto a ver en mi discoteca ese viejo CD de The Traveling Wilburys que me grabaste y me he acordado de ti, Rafa. Siempre tan servicial, tan buena persona, con un corazón de esos que no caben en el pecho. Tú me grabaste ese disco del supergrupo que formaban George Harrison, Tom Petty, Bob Dylan, Jeff Lynne y Roy Orbison cuando yo no lo encontraba por ningún sitio, porque estaba descatalogado. Te empeñaste en buscármelo y me lo conseguiste. Aunque luego compré el original cuando lo reeditaron, conservo el tuyo como una reliquia y ahora más que nunca para que en la vida se me olvide ese gran favor que me hizo un gran tipo como tú y que para mí significó mucho, Rafael Blanco Moreno, aunque en tu pueblo, Belalcázar, te conocen y te conocerán siempre como Rafa El Masti.

Digo te conocerán siempre porque te has ido, los buenos se van jóvenes y a ti la vida se te ha escapado muy pronto, demasiado pronto, una vida que no ha sido todo lo justa que debiera contigo. Te has ido, pero te has quedado, porque nadie se va mientras permanece en el recuerdo de quienes lo conocieron, de quienes lo quisieron y lo quieren -en estos momentos no puedo evitar lamentar lo que tu marcha ha supuesto para tu madre y para tu hermano Mane-. Y es que, insisto, tú eres de los buenos, de esos que se van jóvenes, y lo has demostrado en todos los momentos de tu existencia, cuando trabajabas de cara al público en el Ayuntamiento de tu pueblo -cuantas y cuantas charlas teníamos entonces en ese momento en el que yo trabajaba en la radio municipal- o cuando regentabas esa especie de chiringuito que estaba a un costado de la iglesia de Santiago el Mayor y que tantísimo éxito tuvo entre una generación de jóvenes y no tan jóvenes. Cómo no acordarse de aquel mítico lugar de copas en el que lo mismo sonaba Loquillo que los Rolling Stones y en el que el ambiente era extraordinario. Siempre lo tenías lleno de gente.

Sabes, Rafa, hoy he vuelto a escuchar On every street, el último disco de Dire Straits. Ese que me recomendaste con tanto ahínco y que cada vez que suena en mi tocadiscos me recuerda a ti, a una persona con la que me encantaba hablar de música y que en su día me descubrió, por ejemplo, a Leño, Bloque o Asfalto. Tú, una persona que nunca se negó a hacer un favor a quien te lo pidió, una persona con la que, insisto, la vida no ha sido todo lo justa que debiera y nunca supe si por ello un día decidiste desaparecer de la vida pública. A muchos nos hubiera gustado tener más contacto contigo, aunque solo fuera para hablar de música. Pero tú decidiste que estabas mejor en casa sin que se te viera mucho en la calle. Sabes, Rafa, se te va a echar de menos, amigo. Y ten por seguro que cada vez que escuche a The Traveling Wilburys o a Dire Straits volveré a recordar aquellos días en los que tuve la inmensa suerte de tratarte. Hasta siempre, amigo.

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