Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Políticas

Es un deseo muy antiguo: tener un Gobierno formado única y exclusivamente por mujeres, 100% femenino

Fue viendo las fotos del acto de toma de posesión del cargo de los miembros de la cúpula de Interior que me dije mal, Zoido, mal, fallo, error, y me pregunté qué le pasa a este hombre con las mujeres. Tanta melaza con la que embadurna sus gestos de galantería dieciochesca y no coloca a ninguna al frente de una alta instancia. Todos los despachos oliendo a Varon Dandy (o a Jacq's). Observando una estampa, concretamente la de él, el ministro, flanqueado por todos sus hombres, si no hubiera sido por el pie de foto -como dijo Robert Lowell, "apenas somos acontecimientos fugaces, por eso tenemos que dar a cada figura de la fotografía su nombre de pila"- habría creído que se trataba del turno de tarde de los empleados de la Planta de Caballeros Sección Textil de unos grandes almacenes, de esos que siempre andan prestos con el "¿puedo ayudar en algo al señor?".

Y fue después de todo esto que volví a pensar en ese deseo que late en mí desde antiguo: tener un Gobierno formado única y exclusivamente por mujeres. Sí, es algo que anhelo desde hace tiempo. Puede que sea una de las razones de mi pertinaz abstencionismo. Ningún partido me garantiza un Gobierno cien por cien femenino, el Poder de la Mujer Absoluto y Total. Así que no voto a ninguno. Una excepción: no me importaría que la presidenta designara como ministro de Defensa a un gay, versión oso hipster, algo entrado en carnes, en plan fofisano, de calva premeditadamente rasurada, con barba de un perfeccionismo fascista y fan de Pansy Division que, eso sí, a su vez tendría que nombrar a una Jefa del Estado Mayor, bravía y resuelta, lo que se dice una mujer de armas tomar, proclive a la invasión (sea la que sea), que impidiera que su ministro cayera preso de la melancolía o que ordenara que Rufus Wainwright sonara a todas horas en el hilo musical del ministerio.

En fin, no sé. Ya digo que me dio por pensar en todo esto viendo a los hombres de Interior, los hombres de Zoido, ahí en la foto, alineados. ¡Una mujer jefa de la Guardia Civil, Zoido! ¡Lo habría petado! Pero no, él besó la mano de Cospedal, presente en el acto, y la ayudó a bajar el escalón. A ella, que no quiere saber nada de descensos.

P.D. El día de ayer, 24 horas después, parecía propicio para escribir sobre Rita Barberá, mujer y política. Pero, ¿contribuir con más ruido? Ya era un estruendo. Y recordé una cita de Thomas Bernhard: "La muerte no debe corregir en modo alguno la imagen que tenemos de alguien". Así que mejor me callo.

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