La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Pedro sale más fuerte

Después de la pandemia Sánchez disfruta de una mejor posición en el Congreso y no tiene alternativa viable

España no sale más fuerte del confinamiento y la pandemia, como Pedro Sánchez había augurado. Las heridas son profundas y duraderas, los rebrotes acechan y la depresión económica y social no se cura con parches y triunfalismos. El que sí sale más fuerte es Pedro Sánchez: ha convertido su crisis más grave en la oportunidad más sólida para perpetuarse en el poder. A los seis meses de empezar la legislatura está más seguro que nunca de agotarla sin sobresaltos. No hay quien le gane en resiliencia.

Ha tardado un mundo en reaccionar frente al virus, ha gestionado mal la primera etapa de la crisis, ha improvisado y rectificado más de la cuenta, ha engañado a los ciudadanos y los ha desconcertado con órdenes y contraórdenes, ha ocultado los aspectos más sórdidos de la realidad (está disfrazando hasta el número de muertos) y ha retorcido datos e informes para blanquear la verdad amarga de que estamos en los puestos de cabeza del mundo en contagios-muertes por población-sanitarios infectados. Pero también ha acertado en la administración del estado de alarma, ha sido sensible a las peticiones de los gobiernos autonómicos, ha peleado por la respuesta solidaria de la Unión Europea, ha sacado adelante el Ingreso Mínimo Vital para los más castigados y ha aliviado a los sectores más damnificados, como el automóvil y el turismo. Casi está en un tris de convencernos de que la responsabilidad mayor de la epidemia la tiene Pablo Casado, por no respaldarle la cuarta prórroga de la alarma, y la culpa directa la tiene Isabel Díaz-Ayuso, la mala que dejó morir a los ancianos en las residencias.

Su máximo éxito, sin embargo, lo ha labrado Pedro en el ámbito estrictamente político, en el Congreso de los Diputados y sus alianzas y pactos. Tras cuatro meses de pandemia tiene más cerca la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, ha sacado a Ciudadanos de la órbita del PP, aprovecha el nuevo talante de Inés Arrimadas para liberarse del dogal de separatistas y nacionalistas en general, hace saber a Pablo Iglesias que ya no es tan imprescindible, confirma que no le importa pactar con cualquiera un día e incumplir su compromiso en horas (pregunten a Bildu), aísla al PP como agente del rechazo y enemigo del arrimo del hombro y avanza partido a partido. Ha ganado el tiempo que no tenía cuando formó Gobierno. No hay alternativa viable.

Otra cosa es lo que opinen los electores cuando sean llamados a las urnas. Pero eso tardará. Que es de lo que se trata.

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