Tinta y borrones

Los Patios

Controlar los autobuses, redistribuir las rutas, volver al sistema de pases pueden ser algunas medidas

Los Patios han echado el cierre hasta el año que viene tras recibir un millón de visitas durante dos semanas. Un millón de pases -que no quiere decir un millón de personas- que vuelven a poner de manifiesto el éxito de nuestra fiesta más internacional. Un año más han hecho su irrupción los autobuses de ida y vuelta, los que aprovechan su estancia en ciudades cercanas como Sevilla, Málaga o Granada o quienes eligen la capital cordobesa como destino. Miles y miles de personas han estado cada día por la ciudad, en convivencia con los cordobeses, que también han podido disfrutar de la fiesta eligiendo los días de menos bulla. Tras estas dos semanas llegan de nuevo los balances. Los más agoreros vienen de la oposición y critican la falta de control y el desborde de la fiesta. Luego están los del gobierno, diciendo que todo ha estado perfecto y se ha incrementado el nivel de calidad de los recintos.

El mantra de la gentrificación queda cada mayo enterrado cuando estas miles de personas llegan de todas partes de España y del mundo para comprobar cómo Córdoba sigue viviendo en su casco y en torno a un patio. A un casco habitado y lleno de vida en el que conviven los cordobeses haciendo la compra y los turistas chinos. Cierto es que se forman colas en el Alcázar Viejo, pero se trata de una situación arrastrada incluso desde antes de la declaración de la fiesta como Patrimonio de la Humanidad.

El teniente de alcalde de Presidencia, Emilio Aumente, hizo de oposición a su propio equipo al pedir más inversión en Gestión en lugar de Promoción. Controlar la llegada de decenas de autobuses diarios de ida y vuelta, redistribuir las rutas, quizá volver al sistema de pases que se instauró en la época del PP pero que después fue descartado sin explicar muy bien los motivos. Son algunas de las medidas que se pueden poner en marcha, pero que no se hace. Como cada año, todo se deja que funcione por inercia hasta que la avalancha de personas suponga de verdad un problema. No es malo que los turistas visiten la ciudad y los Patios, no se hablaba de otra cosa este fin de semana de lo espectacular que se veía la ciudad llena de gente. Lo que puede ser contraproducente es dejar la fiesta a la deriva y confiar en que todo salga bien por el propio trabajo de los cuidadores y también de unos controladores que cobran cinco míseros euros a la hora. Pero seguro que el año que viene pasará exactamente lo mismo.

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